Revista de loquemesaleamí
Escribir es una peste.
Un vastísimo refugio
para mis tormentas diminutas
sábado, febrero 17, 2007
Ayer, con gran sorpresa, entré en el Malatesta y, al fondo, en su trono, con un enorme huevo bajo su mano, descubrí a La Cerda Blanca. También le habían salido honguitos a la pared de piedra.
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