martes, marzo 24, 2009


Jesús Malia comenta Poesía capital, de Sial ediciones, y debo decir que siempre una crítica es arriesgada, peliaguda, cabrona para con uno mismo -porque ha de escribirla, y por supuesto que uno se equivoca- y para los demás -eso lo sabe cualquiera- sobre todo si en ella, en la antología, se incluye también al propio Malia y sobre esto he de decir que no me alejaría mucho si dijera que su empeño es el que se hable de ella, que se lea y que cada uno opine libremente.
En este caso resalta de los 28 poetas (hombres y mujeres, el término poetisa juro que no me gusta) un total de 6 en el que me incluye... aquí vendría el típico comentario de si somos amiguetes pues qué menos, pero qué va, nada de eso. Acierta en hablar de mi "irregularidad" ("la obra inédita de Alfonso López (un tanto irregular, pero sí)") pero es que así salen las morcillas de Burgos y nadie dice nada... aunque siguen siendo morcillas... (porque... ¿existe el absoluto de morcilla de Burgos?) y por necesidad y por no sé que musa con nosecuántas cabezas (¿Hidra absurda como diría Chesterton en la biografía sobre W. Blake "Cordero de Dios rabioso"?) y otros tantos corazones voy de un lado a otro y juro que no es por despistar ni por despiste, para acabar diciendo Jesús Malia: "(...) David Sio en la cotinianidad de la memoria y el descontento. Línea en la que incurre también Alfonso López, al que preocupa sobre todo plasmarse en sus contradicciones, sin intentar aún ponerlas en orden. Habrá que esperar a su primer poemario, alguna vez lo hará. No siempre alumbra el sol, y, entonces, hay que encender una luz en cada habitación."
¿Contradicciones...? Absolutamente, pero reales y necesarias, y espero que fructíferas. Y no, no me las voy a poner en orden porque sería como ir al psicoanalista y que te arregle la cabeza aunque alguna vez una mano que sana no vendría mal.
Es hora de mojarse aunque sé que no me voy a resfriar: te dejas a Bárbara Butragueño y a Déborah Vukusic, por ejemplo. He de decir y lo digo porque Bárbara tiene una enorme proyección, solo son 23 añitos y añazos, y una fuerza y un romperse, una capacidad para hacer hablar al dolor, a sus manos, a la soledad o el deseo que ya muchos quisieran ser tan descarnados con uno mismo y tan lentos, pero precisos, en ese dulce arrancarse que produce la propia palabra cuando ofrece cobijo a la sensación, al hablar.
A Déborah su difícil sencillez, su claridad para hablar desde sí misma del dolor hecho patria de padre y madre, su valentía, sus versos los imagino repletos de cerezos en flor en silencio mientras en el fondo del valle se matan familias enteras en una guerra genocida..., su poesía la imagino de un país llamado Humanidad y ojos con mucho fondo... y qué decir de Aarón García que ya "incomoda" poniéndose fecha de muerte así como el que no quiere la cosa exponiéndome a citar a otro poeta. Me gustó el poema que leyó en el Ateneo, machadiano, irónico, con un punto muy bueno de cierta Szymborska que se lee de vez en cuando, con un ritmo que ejecuta el baile de las horas, baile de olas próximas a un mar que rodee esta península llamada Iberia.
Y por último, muchas gracias Jesús. Vamos a tirar unas cuantas piedras de esas de poesía que diría Ramón Irigoyen:

Every poem an epitaph

Eliot

Un poema si no es una pedrada
-y en la sien-
es un fiambre de palabras muertas
si no es una pedrada que partiendo
de una hoda certera
se incrusta en una sien
y ya hay un muerto.

1 comentario:

Jesús Malia dijo...

Citándome a mí mismo, como tanto me gusta(je,je):

Si es tan sólo un poeta
tirando piedras,
digo, haciendo versos.

Gracias por citarme en tu comentario, Alfonso, y por estar lejos al escribirlo, que en algún momento noto que se te ha hinchado la vena del cuello. Je,je,je. Un abrazo.