jueves, abril 02, 2009

Confesión

Anjélika, disculpa que te cambie el nombre, discúlpame Anjélika, porque he de decirte secretamente al oído, he de contarte, mientras suena Charles Aznavour en Radio Clásica, que yo era aquel crío que llevaba babi rallado y que se agachaba para verle las bragas a la maniquí de Modas 2001 en la calle Vitoria de Burgos

(Bien ya lo he dicho)

Y recogía cristales de colores semienterrados en donde jugábamos al fútbol en un descampado y pensaba que eran piedras preciosas, pues aún no conocía ni el jade ni el lapislázuli ni el conrindón ni la esmeralda ni el rubí, y fumaba cigarrillos a escondidas junto a la vieja casa del molino
que aún no han tirado los especuladores, y arrojaba piedras al tren Madrid-Hendaya, y creía que detrás de los depósitos existían las inhóspitas montañas blancas de hielo de aguijadas puntas

(Bien ya lo he dicho
Sí, lo he dicho)

Estos recuerdos se me pegan en la piel, son parte de mí, aunque no sepa dónde se guardan,
y ahora te los digo a ti, y también para y a través de este oído monstruoso, para este portento sin sexo, plástico, este lugar de solitaria electricidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

se ha secuestrado a sí misma tío.
te consigo un dedo en 10 minutos. con esmalte y todo.

el tio al.