domingo, abril 19, 2009

Poesía Capital (Antología)...

Acabo de terminar de leer la última entrada del blog de Angélica a la que he conocido esta tarde en la Filmo después de haber visto otra más de las películas de Fritz Lang, Encubridora o Rancho Notorius. Me relaja mucho ir a la Filmo, así como leer a Rilke que también lo he hecho cuando estaba allí, esperando la proyección. Últimamente tengo un poco más de ansiedad, e intento arreglar ciertas cosas en mi coco, intento alejarme, olvidar ciertas sensaciones que me hacen daño y que me perjudican. Obsesiones que he ido vomitando en mis poemas, que he intentado extraer, sacar fuera, mostrar, también con un pequeño toque de ironía o de humor... aunque es difícil. Vivir es lo que tiene, que es precioso pero también doloroso en ocasiones y sobre todo si quieres, si amas, si tienes la necesidad de vivir de una manera intensa y hermosa, si te llenas y te das, comprometiéndote con determinadas cosas que te gustan, que te hacen feliz, que te proporcionan esperanza para, repito, intentar transmitirlas. He estado hablando con Ana esta tarde y me ha ayudado mucho hablar con ella -muchas gracias Ana- sobre lo cotidiano, de nuestras cosas, de nuestras vidas, así, en general.
Bueno, también he reflexionado, o me viene a la cabeza, que una de las peores equivocaciones que se pueden cometer es ignorar el dolor del otro, o rebajarlo con argumentos como ya será para menos. Lo sé por propia experiencia porque lo he hecho y luego me he dado cuenta, y lo he analizado y me he arrepentido el haberlo hecho, ¿verdad Magda? Y también poner al dolor una escala para medir el dolor de uno y el dolor de otro. El dolor es dolor. Como dice Angélica en su blog, y cito: "he conocido a personas maravillosas que han sobrevivido a dolores físicos y no al dolor que causan las montañas rusas de sentimientos, al conflicto diario con uno mismo, la pelea entre la esperanza y la desesperanza, hay gente que ha vivido el horror de una guerra, o que ha sufrido una despiadada enfermedad y luego no soporta el desamor."
Como decía, le he pasado a Angélica la película de mi buen amigo Alberto Morais, Un lugar en el cine. Una película documental sobre la vida y la obra y también la infancia de Passolini. Me ha costado un poco. Soy una persona un poco tímida (menos cada vez) y además ella estaba trabajando y no quería molestar demasiado pero tenía muchas ganas, porque la aprecio muchísimo, sin conocerla apenas, por su enorme análisis e implicación sobre el dolor. Y hemos hablado de Juan Antonio Canta, "Patu", porque es a partir de ese momento cuando conocí el blog de Angélica, de Bolo y su librito de Ese montón de dudas llamado chatarra, entre otras cosas.
Después me he ido a casa de Alberto y allí estaba empleado con Vero en sacar adelante su nueva película que también habla del dolor, de la pérdida de la persona que amamos por una puta guerra. Y, más tarde, he quedado con Sergio para hablar del proyecto de sacar un libro junto con Bolo y hemos ido al Tapas y Fotos y allí estaba Jesús Malia y nos hemos hecho unas buenas risas porque Miguel quiere meter su coche de los colorines, su R5 con 28 años de edad, de 3,40 metros de largo, en el bar ¡dentro del bar! como una mesa más... y hemos medido paredes para ponerlo de pie. Una puta locura. Y al final, habiendo recuperado los ejemplares de Poesía Capital hemos marchado hacia la Aguja y allí hemos seguido hablando del proyecto, y de un homenaje que queremos hacer al chico de Álex que se suicidó hace poco, David, un poeta de Londres...
Sí, todo ello nos mantiene muy vivos, para bien y para mal, y es muy bonito que después de unos cuantos Refléx-iones llegue una persona y proponga una reunión de nuestros textos, editar un libro. Sí, ha sido muy bonito todo ello y las locuras de Miguelo, la gran amabilidad de Angélica, la charla con Ana, las palabras ilusionantes de Sergio y su enorme bondad, la sonrisa de Maite y de Arantxa al tener entre sus manos la antología, al bueno de Malia...
Sí, soy un sentimental, como decía Mel Ferrer, el pistolero más rápido del Oeste, enamorado hasta las trancas de Marlene Dietrich -y ella tan enamorada de él...-. Pero esto es lo que me da la vida, no ser únicamente un sentimental, pero a veces...

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