miércoles, abril 01, 2009

Intento recordar qué comí ayer para poder empezar a escribir. Para tirar del hilo, para que las palabras comiencen a salir solas, como si recordar el qué comí ayer supusiera vomitar las palabras que quiero escribir para contar aquello que quiero contar.
Me despertó Miguel que volvía a tener problemas con el internés y así que fui para su casa con la intención de ver qué se podía hacer y luego marcharme a la Filmoteca a ver un documental sobre Tras-Os-Montes. Nada de eso.
Cogí el "prospecto" en la filmo (¡joder!, Fritz Lang, El doctor Mabuse, y un peliculón como Deseando Amar de Wong Kar-wai que debe ser primo lejano de Óscar Wilde, B. M. Patino..., encima un ciclo sobre la melancolía en el cine, ¡joder!) y me dirigí al Bar. Allí me encuentro con Ana y me dice que se va al Jota a ver un concierto donde toca Mario. De puta madre, nada de Filmo, nada de nada, y me tragué un concierto realmente bueno, una tralla de ruido, psicodelia, melodía, percusión a tope y sobre todo saber tocar, buen hacer, rabia y ganas de darlo todo, de implicarse. A saco. Y además solo llevan dos conciertos.

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