Un blog nacido hace unos días. Este es su manifiesto:
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Creo en la libertad del hombre solo, creo en la integridad del hombre solo, creo en la realidad del hombre solo. No creo en leyes, no creo en naciones, no creo en fronteras, no creo en conflictos de grupo, creo tan solo en la persona, en la persona sola que busca y se pierde, que calla y que grita, que tiene y que llega, y espera, y está, y se planta delante y te mira a los ojos, y te habla y te abraza y te siente y te sufre y te llama y te sabe lejano, indiferente, incapaz de escuchar, incapaz de ayudar, incapaz de mirar, ciego por propia voluntad.
No hay otra realidad que la persona. Leyes, papeles, naciones, historia, cultura, poemas, plegarias, iglesias, progreso, descanso, mentiras, encantos, sueños y despertares se han hecho todos por la persona, para la persona, no hay otra referencia que la persona, no hay otra dignidad que la persona, no existe más verdad que la persona, más objetivo, más luz, más religión, más Dios que la persona que está mal o bien, que la persona que goza o sufre leyes, naciones, religiones, mandatos, clasismos, machismos, modernidades, llantos.
Por eso, en el momento en que leyes, naciones, conflictos, grupos, políticas, familias, partidos y otras mentiras sirven no para la persona sino contra ella, pierden toda validez, pierden toda referencia, pierden toda base, sirven solo para quemarlos y echarlos al viento. No hay otra referencia que el hombre que sufre injustamente. Cuando el orden y la economía y el Estado dejan de servir al hombre y sirven contra el hombre, abajo el orden, la economía y el Estado. No hay otra referencia ni otra verdad ni otro punto válido de apoyo que la justicia caso a caso, que la historia personal de quien legítimamente busca lo mejor para sí y para los que quiere y se ve impedido en su busca justa y legal y debida como ninguna por las necedades de los que creen más en conceptos como Nación, Producto Interior Bruto o Integridad Territorial que en lo que cada uno sabe y siente paso a paso sin mirar leyes ni carnés ni piel ni atuendo. No hay otra verdad que el hombre sufriendo cuando abriendo los ojos se puede hacer que deje de sufrir.
No hay otra realidad que la persona. Leyes, papeles, naciones, historia, cultura, poemas, plegarias, iglesias, progreso, descanso, mentiras, encantos, sueños y despertares se han hecho todos por la persona, para la persona, no hay otra referencia que la persona, no hay otra dignidad que la persona, no existe más verdad que la persona, más objetivo, más luz, más religión, más Dios que la persona que está mal o bien, que la persona que goza o sufre leyes, naciones, religiones, mandatos, clasismos, machismos, modernidades, llantos.
Por eso, en el momento en que leyes, naciones, conflictos, grupos, políticas, familias, partidos y otras mentiras sirven no para la persona sino contra ella, pierden toda validez, pierden toda referencia, pierden toda base, sirven solo para quemarlos y echarlos al viento. No hay otra referencia que el hombre que sufre injustamente. Cuando el orden y la economía y el Estado dejan de servir al hombre y sirven contra el hombre, abajo el orden, la economía y el Estado. No hay otra referencia ni otra verdad ni otro punto válido de apoyo que la justicia caso a caso, que la historia personal de quien legítimamente busca lo mejor para sí y para los que quiere y se ve impedido en su busca justa y legal y debida como ninguna por las necedades de los que creen más en conceptos como Nación, Producto Interior Bruto o Integridad Territorial que en lo que cada uno sabe y siente paso a paso sin mirar leyes ni carnés ni piel ni atuendo. No hay otra verdad que el hombre sufriendo cuando abriendo los ojos se puede hacer que deje de sufrir.
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