martes, febrero 19, 2013

UNA BUENA HISTORIA



Teniendo en cuenta que he tardado cinco años en acabar esta sarta de mentiras por las cuales me han pagado un adelanto minúsculo en la editorial, lo suficiente como para no poder pagar la fianza de mi hermano, sacar a mi perro de la perrera donde ya lo sacrificaron, e impedir que me desahuciaran de mi casa (lo ejecutaron hace unos meses cuando todos mis amigos y hasta mis enemigos se quedaron sin dinero y en el paro), decido contárselo directamente a usted a ver que le parece, por lo menos el principio, evitando así que se atragante y de esta manera dejarle con un buen sabor de boca.
Le agradezco la atención prestada. Le agradezco su disponibilidad en estos tiempos rápidos, fugaces y muy, muy reales, tal vez excesivamente reales aunque bien pudiera definirse como tiempos para el atragantamiento informativo, quién sabe cómo se resolverá todo este bombardeo constante de información que nos traen las redes, etcétera.
Cualquiera sabe lo que está ocurriendo a pocos metros de usted, estimado lector o estimada lectora. Nada bueno, seguramente nada bueno. Seguramente si asomara su nariz por encima de su hombro demostraría al mundo y a mí, desde su propia y justa experiencia, que estamos realmente en caída libre y que esto no tiene remedio o por lo menos que no se encuentra en sus manos. En fin, quién sabe. A lo mejor simplemente está esperando su oportunidad y ahora mismo se estaba tomando un merecido descanso, curioseando aquí y allá, bebiendo un café, un té o un agua, desocupado, y ha encontrado este texto en este poderoso océano enloquecido que surgió tan sólo hace unos años y que es incontrolable por mucho que quieran o que, por el contrario, está absolutamente controlado y resuelto y usted lector o lectora lo ignora por completo. ¿Se percata usted del engaño? Bueno, no es exactamente donde quería ir a parar pero de alguna manera es lo que le pasa por la cabeza. ¿No?, no, claro que no, usted no es uno de esos tipos que bla, bla, bla, o sí que lo es, entonces creo que nos vamos comprendiendo aunque si no es uno de esos tipos pues podremos llegar a comprendernos y si lo es pues también ¿verdad?, ¡vaya!, creo que me estoy liando pero, sí, en definitiva, no hay nada mejor que la comunicación entre dos personas ávidas de participar en una historia, de involucrarse en una buena historia, ¡por supuesto!, aunque con este introito creo que me estoy alargando, disculpe.
Pues bien, decía, y retomo este discurso un tanto disparatado o, ¡no!, ¿confuso?, piensa usted que es confuso, a mí, sinceramente, amigo o amiga, sinceramente, si puedo tratarle de esta manera, no me lo ha parecido, es más, vamos, creo que debería ser más respetuoso a la hora de, ¿de qué?, de dirigirse a mí por supuesto, soy una persona con cientos, miles de lecturas, si pudiera arrancar todas las páginas que han recorrido estos ojos un tanto miopes pero agradecidos, muy agradecidos, vería usted que el pasillo llegaba hasta el sol, que digo el sol, hasta el sol y más allá porque, un consejo, querido escritor de este blog que se llama, se llama, un momento, Noctívagos Revista, ¿podría ser un poco más conciso?, un poco menos vendedor de enciclopedias a la hora de escribir, ¿entiende lo que le quiero decir?, desde luego que sí, juraría que sí, ya se lo digo yo, más conciso porque el principio, el principio no deja de ser gracioso pero se ha metido en un jardín sin flores, vamos que menudo tocho para no decir nada, ¿se trata de un ejercicio de estilo?, pues a mí me gusta que me cuenten una historia y por lo que voy leyendo hasta ahora esto se queda en agua de borrajas, en una paja de grafómano, sí, me ha entendido bien, en una paja… ¡y deje de fumar que su salud se lo agradecerá!, ¡óigame!, aún no he terminado, ¡suélteme!, ¡le digo que me suelte!, no, ¡no!, usted no se va de aquí, usted me ha metido en esto y ahora quiero una buena historia. Nada más.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

1 comentario:

Æ dijo...

Escribir una historia sin historia. Es sin duda una buena historia. ;-)