miércoles, enero 30, 2013

Otra reflexión más

La publicidad me molesta; sí, aquella que se puede definir como moscas volantes en los ojos de la pantalla. Han invadido convenientemente todas las partes del blog por lo que he decidido investigar por internés e instalado un programa (un programita más en el ordenador, qué se le va a hacer) para que arranque de cuajo ese nido de cookies que hay en alguna parte del sistema.
En el mundo debe haber majaderos, buenos majaderos. Siempre que visito la página de Mikel Urmeneta (el loco que se pensaba majadero) me acuerdo de esta bonita y brillante palabra: "majadero". No es que no necesite publicidad Mikel, porque es publicista y vive en NY, ahí es nada, pero me hace pasar de vez en cuando un buen rato. Para locos, muchos amigos míos. Para majaderos, también. Amigos y amigas. Recuerdo que antes estaba más loco, pero aún conservo mi propio nido de loco. Me tengo que cortar las uñas.
Ayer anduve en una biblioteca donde se tiene que estudiar "dabuten" (lo pongo entrecomillas porque es una palabra ochentera y me sigue molando, que conste). Tenía silloncitos muy recoletos que se enfrentaban a un ventanal rectangular desde el suelo hasta el cielo. Álamos blancos y frescura invernal, eso es lo que se veía fuera. El sol que enciende y apaga nuestro calor una vez estamos "on" y "off". Iluminados o no. Un lugar donde fui a buscar algo bueno de Spinoza y encontré su correspondencia. Un tío majo del siglo XVII que se enrollaba como cualquier "hereje" (o que practica el humanísimo placer de la exigencia con uno mismo, de su "elección", como me dijo anoche Maya). Un hombre que decidió dudar en el momento en el que otro tipo, como Descartes, lo hizo moda. La duda metódica. Sí. Spinoza se enrollaba con todo el mundo a discutir y a debatir sobre Dios, el ser humano y su ética, la duda que le despertaban los escritos del Antiguo Testamento, etctétera. Seguramente, si estuviera entre nosotros, discutiría con los trolls que le aparecerían en su blog. Y además muy independiente, rechazando las ayudas de la nobleza interesada en su trabajo o de universidades que le ofrecían trabajo porque bien pudieran influirle posteriormente o bien porque le reclamaban cierta discreción  a la hora de hablar de un tema más o menos peliagudo en sus clases.
En fin, un lugar para la reflexión, tanto sus libros como la biblioteca.  

lunes, enero 28, 2013

Parecidos

No sé por qué pero la gente se empeña en buscarme parecidos con tipos a los que no conozco de nada y que, por lo general, son músicos norteamericanos o vete tú a saber de qué parte de este mundo.

El otro día estaba en uno de mis sitios preferidos, llenito de peña a pesar de la Crisisestafa, cuando me llega un chaval preguntándome si no era el del grupo "Noséquécojonesfláinsemarquen".

Vaya, ¿pero nunca te lo habían dicho? insiste.

Pues no, tío le contesto Además, no tengo ni puta idea de que grupo es ese que me dices.

Sí, hombre vuelve a insistir¿No eres Johnnynosécuantosdenosécuántos?

En absoluto, la verdad: no –le contesto cortante.

Yo no tenía muchas ganas de hablar y además empecé a pensar que el tipo me estaba tomando mi querido pelo, aunque no niego que me gusten estas situaciones absurdas. Por otra parte, estaba medio borracho ya y cansado, no estrictamente por este orden. Así que el chaval vuelve al ataque con lo que se dirige hacia su colega y le pregunta:

¡Joder!, si es clavadito, ¿que no?...

Vuelve su cara hacia mí y me suelta:

¿Pero nunca te lo habían dicho?

Yo, que ni puta idea. Debía tener una cara de alelado de la vida que para qué. Y es que me descoloca porque no es la primera ni la segunda vez. ¡Han querido ver hasta el bueno de Jerry García en mis mejores tiempos! Claro que Jerry murió hace 17 años y eso ya es pasarse. Lo curioso es que en el bar anterior una pareja me había preguntado que si era músico y tal. Les contesté que no, que me dedicaba a editar y a escribir.

¿Escribir?  

contesto.

¿Y qué escribes? (Las veces que me han dado ganas de decir: "Mierda, escribo mierda". Ser así. Un maleducado y un cabrón. Lo cierto es que no sé por qué).

Y así empiezan las conversaciones de las normalitas, siempre pegado a la barra de un bar, dejándote el sueldo y pagándole las vacaciones y la universidad de sus futuros niños al barman.

Fuera, en la calle, están tus amigos que se dedican a fumar los cartones de tabaco que se dejaron sin fumar antes de la Prohibición, por lo que no sabes si algún día volverán y en qué condiciones. Optas entonces por beberte sus cervezas, sus cubatas y comerte sus tapas y sus panchitos o lo que "haiga" que sea comestible hasta el momento en el que la dura ingesta de cerveza te quite el hambre. Cuando vuelven se encuentran con el vacío de sus vasos, de los platitos donde ponen las tapas y con tu enorme sonrisa pero a ellos les da igual porque no tienen ni puta idea (hace más de 15 años que se fueron) de lo que dejaron atrás.

Regresando a lo que puede ser el inicio de todo esto, no sé si lo recuerdan, sí, exacto, los Parecidos, lo cierto es que llevar el pelo largo y blanco es sinónimo de músico porque nadie tiene los cojones o los ovarios de llevar el pelo largo y blanco sin tener que esconderlo o parecer un jodido loco que se ha escapado de un psiquiátrico en chándal, con una lata de coca-cola en una mano y, en la otra, un cigarrillo rubio que nunca se apaga.


Qué aquí no se puede fumar, joder, ¿es que no te has enterado todavía?


Déjame en paz que lo estoy pasando bien escribiendo por una puta vez en la vida.... putos camareros.

(PD1: Iba a poner una arretrataúra mía pero aún me da mucha verguenza el que conozcáis mi verdadero yo en el cuarto de baño
PD2: ¡Eh!, que el final es por la sencilla razón de que aprecio el trabajo de los camareros -en serio- no vaya a ser que se me interprete mal... que en Internet se supone de todo y no siempre bueno, ¿vale?).

viernes, enero 25, 2013

Bajo la lluvia, de J. Jorge Sánchez

Se agradece un nuevo título de la colección LVR ediciones que presentará el libro Bajo la lluvia de J. Jorge Sánchez. 
Con las fotografías de José Naveiras García dentro de la nueva colección Visual poética.
Presentará el escritor Gsús Bonilla. Será el 25 de enero de 2013 en Cuchuffo Lavapiés. C/Argumosa 12) a las 21 horas.

También comunicaros que este sábado no habrá Tren Vertical. Lo siento, pero en febrero tendremos a Francisco Agudo. Un saludo a todos y gracias por vuestra comprensión.

martes, enero 22, 2013

Invasiones

Se me han duplicado los lunares de mi estómago.
Comienzo la invasión de mi propio cuerpo.

tu boca me mira.
¿Tacto?
No el tic/tac/ del cadalso
la pluma ligerísima de tus tacones

(inyectas sólo este carmín que gotea entre mis dedos)

abres la puerta de este árbol
para que en mi corazón crezca
el hueso del esturión

a que en tu costado no hay nadie que haya gritado jamás bajo las sábanas?
estoy junto a ---  tú dormida e insomne como un buque que aplasta las olas de mi respiración 

mañana me devora tu lápiz de labios
                        
                            Y
 
ese vestido que encuadra la mordedura.

domingo, enero 20, 2013

Ciudad



He llegado a una ciudad ciertamente estraña. De hecho, desde el momento en el que he empezado a escribir me he dado cuenta de que debo pensar las palabras porque comienzo a cometer faltas de ortografía que, afortunadamente, subraya con una rayita roja y quebrada el corrector de word, lo que me permite corregirlas casi al instante.
Decía que he llegado esta mañana a una ciudad muy extraña donde las personas con las que he hablado se dirigen a mí en tercera persona cuando hablan de sí mismas. Ha sido sorprendente al principio, pero luego te acostumbras e incluso optas por hablar con ellos utilizando también la tercera persona cuando me refiero a mí mismo porque si no te ponen caras raras y parecen no entenderte. Esa es la única particularidad sorprendente que he encontrado hasta ahora. Bueno… no, miento, también suelen hablar en gerundio, suelen utilizar mucho el gerundio y palabras en inglés de forma indiscriminada. También utilizan mucho las pasivas y guiñan el ojo cuando niegan, lo que me incomoda porque es lo que se suele hacer cuando se quiere decir lo contrario; es decir, recuerdo que mi abuela, cuando era un crío, me soltaba un billete de cien que guardaba bajo el tapete o bajo el mandilón oscuro que se ataba siempre a la cintura y que le hacía más poderosa y más graciosa, y hacía el mismo gesto. Un guiño de su ojo izquierdo y un billete de cien pesetas donde aparecía un huesudo calvo gafitas. Sí, esa era mi gran abuela-pato que repartía billetes a sus nietos preferidos. Yo lo era, o eso he creído siempre; pero, bueno, ¿qué relación tiene el guiño de mi abuela con el guiño para decir lo contrario? Nada en absoluto, pero me apetecía contarlo. Más bien es un tic en este caso, en esta ciudad, pero un tic arraigado con todos aquellos con los que he mantenido una charleta, que no son pocos.
Por ejemplo, en un establecimiento en el que ponía con letras bien grandes en el frontal de la entrada “Vaquería” (porque aquí han conservado tanto los lugares como las profesiones tal y como estaban en los años 50 del pasado siglo) me he enterado por una señora de domingo que las casas “hablan”. Al instante me ha guiñado el ojo derecho. No sabía qué decirla y he desviado la mirada y he visto cómo una señora de jueves me miraba con una amplia sonrisa que me confirmaba punto por punto lo que me decía la señora de domingo. “Además, hijo, no solo suelen hablar sino también cantan cantando” –me ha aclarado la mujer de jueves con el guiño de su ojo izquierdo como colofón.  “Pero –le he contestado– será la madera que cruje, los ruidos de la nevera, los vecinos, voces a lo lejos en la calle, no sé…”. Las señoras diarias se han mirado, hasta la dependienta, y se han reído como si estuviera diciendo locuritas. Al bajar la vista he comprobado que junto a mi pie había un billete de cinco euros bien dobladito. Me ha dado mucho apuro cogerlo entre aquellas señoras. “El dinero cuando está en el suelo no es de nadie”. Eso me decía de corrido mi abuela, pero me he agachado, he preguntado y al instante una mano rapidísima lo ha agarrado llevándoselo. “¡Toma, toma! –me repetía mi abuela mientras movía su puño donde lo guardaba arrebujado– que no te vea nadie”. Me decía mientras me mostraba el billete. “Que no se entere el abuelo” –decía.
Pero lo más extraño es que al llegar a casa y sentarme en el sofá, colocarme el portátil sobre las piernas y abrir mi correo he visto que este texto ya estaba escrito, palabra por palabra y que me lo había enviado yo mismo a mi cuenta de correo, por lo que solo he tenido que publicarlo en el blog.
En esta ciudad ocurren cosas muy raras. Sí, así es, ya lo has dicho.   

GTF

Nada que ver con Getafe. La foto es en Valencia.
Que vacías las calles de Getafe
los bares de Getafe
apenas uno o dos o tres donde antes había cientos de rostros
hace años encendidos rostros
no dudo que hace una mala noche para salir
una mala noche para cenar fuera
para quedarse callado mirando los cientos
de bocas que hablan sin descanso...

llueve muy fino, muy fino
casi diminutas gotas que calan firmemente
a dos o tres que andamos por ahí perdidos
buscando un bar donde comer algo
en uno de ellos te ofrecen una y otra vez y otra más el venado
la chica se pelea con el jefe de broma
tuerce la boca se ríe
la ciudad de la Urgente Reindustrialización
vacía solo la lluvia impersistente que brilla en las aceras
en el teatro se presenta un libro de poemas a tres corazones
y el auditorio está lleno
en el garito hay un concierto de rock´n´rollo lleno hasta reventar
no cabe nadie más salvo los que salen a fumar salvo los que se refugian
allí donde se organiza una fiesta allí donde se encuentra la música la palabra
ahí aparecen todos
(la ciudad vacía)
deseamos que sigan contándonos historias sabiendo que nos mienten bien
marchamos a bailar a un desguace
con una enorme fotografía aérea de Manhattan que ocupa la pared de enfrente de la barra 
bellas señoritas no sonríen mientras nos ponen una copa o una cerveza
pero luego cuando ven agitar unos brazos en la pista de baile se sonríen pensando
que otro loco se ha colado en este lugar de fáciles encuentros
aguardas al tren al final de la noche porque el bus solo llega a una plaza que queda a una hora de camino a casa
y te quedas dormida sobre mi hombro y yo me observo en la luna de enfrente
como si ese no fuera yo, porque soy yo, quién te aguanta sino todos los días
y acabar tomando un pincho de tortilla y un café con leche
(te viene la costumbre de hace tiempo)
en un bar que es una esquina que es una proyección De Chirico 
donde por más que lo intentes no busques una puerta al final del bar para salir
no, no la busques, date la vuelta y sal por donde has venido
mientras el otro camarero golpea con un cuchillo una barra de pan  
que no es el camarero con los ojos rojos
-a ver cómo los tienes tú, ¡no te jode!-
y un señor bien trajeado que parece que acaba de salir de la ópera
son las siete de la mañana aún es pronto según para qué
y unos curritos ecuatorianos 
y aún no
y aún no
aún no amanece
parece que no fuera a amanecer nunca
por si fuera poco antes de que esto pudiera suceder
cierras los ojos te despides de nuevo te olvidas de ti mismo
has llegado.

(y este final es así como de muy de verso, de poema y cierre)
 

martes, enero 15, 2013

12 musas


El bueno de Ezequías me hace llegar lo que será la presentación del libro conjunto 12 Musas, publicado por la editorial Amargord y que tiene como autores al propio Ezequías, Diego Mirallas y a Manolo Romero. El próximo viernes, 18, en el Teatro Federico García Lorca, Getafe, a las 20h.


Ezequías Blanco, director de Cuadernos del Matemático, revista de creación literaria con 25 años de vida en su lomo; Diego Mirallas, abogado, profesor, escritor y ahora un recién nacido lírico, y el reconocido poeta Manolo Romero son los autores de 12 Musas, un libro que surge de una idea original, lleno de versos inspirados en mujeres elegidas en garitos que se presentará, de la mano de la plataforma Cultura Inquieta, el próximo 18 de enero, a las 20.00 horas, en el Teatro García Lorca de Getafe (Madrid). La fiesta de presentación contará con Juan Yuste (director de Cultura Inquieta), los autores del poemario, su editor (Chema de la Quintana), el ilustrador (el pintor y escultor Ángel Aragonés), el presentador (Cristóbal López de la Manzanara)  y varias de las musas, que pondrán voz a los propios textos que inspiraron.

Cicatriz. A falta de wertgüenza, vuelve el punk

Ella bebe pa' olvidar a esta puta sociedad.
Lola, ¿por qué estás sola? 
La gente le critica porque bebe porque grita pero a ella le da igual...



Manifiesto contra el derecho de estar sobrio

No hay escena más penosa que un tío de 40 palos escribiendo en un bar con una pinta de poeta que apesta.

lunes, enero 14, 2013

LHDE (II)

Otra noche observo el perfil de la lechuza de Minerva que se adivina como si fuera un bajorrelieve producido por la fina cortina que oculta el fondo de armario que tengo frente a mí.
La lechuza me observa, o eso creo por sus enormes y redondos ojos fijos en mí, ojos sin pupila.
Poco tiempo después siento como todo a mi alrededor empieza a moverse y a cambiar de lugar, molestándome, por lo que al intentar poner fin a aquella algarabía constante y muy perturbadora decido (...).

(...) España (...)1585 así lo decía Juan Pérez de Moya en su Filosofía secreta, donde debajo de historias fabulosas se contiene mucha doctrina provechosa a todos estudios: «Desechada la corneja de la compañía de Minerva recibió la lechuza o mochuelo, porque esta ave ve de noche, y al sabio, entendido por Minerva, ninguna cosa se le debe esconder por encubierta que parezca; y porque así como esta ave está de día escondida y retraída en lugares oscuros, apartada de la conversación de las otras aves, así el sabio con deseo de la especulación se retrae a lugares solitarios, porque en la familiaridad y frecuencia de la gente no hay quieto reposo para filosofar; y porque el contemplar y considerar tiene más fuerza de noche que de día, y el ánimo muestra en este tiempo más vigor, por esto se denota esto más con estas aves nocturnas que con otras.»

El enlace AQUÍ

domingo, enero 13, 2013

5:54 AM

Me gusta quedarme en las esquinas
y observarles
una pareja y un chico negro
y un coche de policía que se detiene
a unos metros
y éste que fuma
hasta que todo se disuelve en cualquier esquina
todo se disuelve
lo saben los beatniks que ya no están con nosotros
las calles trabajadas un día tras otro
y el hombre de manos rojas que vuelve a tomar
una cerveza y otra aunque sepa que su final lo llama,
la discusión de los bares en completo silencio a dicha hora
(un silencio especial de los que entran y van a trabajar,
todo es pesado y lleno de orgullo)

jueves, enero 10, 2013

Noticia sobre DFW

Ya sabéis de una de mis últimas debilidades para con la novela última contemporánea. De hecho la arrastro desde hace un par de veranos desde que leí su libro de relatos La niña del pelo raro (que yo recuerdo siempre en mis lapsus imperdonables como "La chica del pelo rojo".)
Me he cortado un poco de seguir publicando por la cara más páginas de La broma infinita porque, entre otras cosas, admiro el trabajo de traducción de Javier Calvo, no por la envergadura, que también, sino por su gran e inestimable calidad (la novela, como supongo que sabéis, tiene más de 1200 páginas, ahí es nada, pero la podéis encontrar por un módico precio en edición de bolsillo -imagino que mucho bolsillo, pero seguro que en esos pantalones caídos creo que se llevaría muy adecuamente y además quedaría como que muy resultón.)
Ayer el periódico El País traía el primer capítulo de la primera novela de D. F. Wallace, La escoba del sistema. 
Novela inédita en nuestro país hasta que la editorial Pálido fuego la publique el 21 de enero.
Aquí tenéis el enlace.

miércoles, enero 09, 2013

Los Hombres del Espacio ya están aquí

Un enorme feto descolgándose desde la lámpara del techo de la habitación
Sin brazos y piernas
Decidido a caer sobre mí mientras intento alcanzar no sé si el interruptor de la luz o las gafas
Que me proporcionen por lo menos una nítida imagen de aquello que se desprende de allá arriba
Y que solo podré esquivar echándome a un lado.

martes, enero 08, 2013

Una goma del pelo amarilla en el bolsillo trasero de mi pantalón



El otro día estuve comiendo con unos amigos en el restaurante de otro amigo en el que trabaja toda su familia. Sí, así es. Es un negocio familiar. Es un negocio que va tirando, donde se trabaja a saco para dar de comer a todo el mundo y bien y donde hablas con la madre de tu amigo y te dice “¡qué gordo estás!”, o con el hermano que ni siquiera te saluda porque nunca te reconoce, y se conversa con la gente que hay en la pequeña barra que da paso al comedor y se hacen bromas y me gusta robar los torreznos de otras mesas y donde todo parece que funciona pero casi todo el mundo está jodido pero te sientas a la mesa y te bebes un par de botellas de vino entre unos amigos y comes una comida que hace la madre de mi amigo y es casera y buena y rica y te levanta el ánimo y hablas de cosas trascendentes e intrascendentes, de la vida y de la muerte, así, y mientras hablamos del pasado y del futuro van pasando las ensaladas con queso de oveja, la dorada, el judión, y llegan los licores y cierra el restaurante y nos quedamos dentro un buen rato charlando, bebiendo y hablando, y seguimos haciendo planes y mirando al pasado.
Se echa el cierre aquí pero seguimos un rato, nos tomamos un gin-tonic en un bar argentino repleto de chapas con viejos anuncios de una cerveza muy conocida aquí pero, por lo que vi, también argentina. Acompaño a mis amigos al coche. Les esperan sus trabajos, sus niños, sus compromisos. Yo sigo por las calles rumbo a los bares de mi barrio, estoy de nuevo de vacaciones. Con  paso firme y sereno. Se combinan cervezas sin alcohol con alcohol y una detrás de otra y me encuentro con unos colegas en el bar de los colegas de siempre y nos ponemos a hablar de música, de The Only Ones, hasta que caigo en la cuenta que en vez de pedir cañas porque no me pido esos fantásticos vasos de pinta de cerveza (una medida aproximada) y caigo en la cuenta al cabo de un rato de que mis pasos me están llevando hacia otro garito que son más de las dos AM y que estoy anestesiado, que no hace frío ni calor y que apenas sé si estoy dentro de mi cuerpo o subido a un árbol o me he transformado en un trozo de luz que ahora entra por la puerta y deja caer un peso sobre un pesado banco de madera y que la oscuridad al fondo de aquel bar hace todo lo demás pues al volver(me) mi cara hacia la izquierda veo una cabeza que creo que no es la mía, una preciosa y enorme cabeza que mira hacia el frente, creo que ignorándome pero me doy cuenta de que estoy hablando con él o con ella, y me fijo en sus grandes rizos dorados, (¿en sus rozos dorados?) en su enorme cabeza casi angelical, no sé si he pedido una cerveza, no sé si estos ojos que ven son los míos o son los de un sueño de alguien que me sueña lo cierto es que esa figura me habla y que la escucho y que para que sea real y no todo ese sueño que me sueña, todo aquello que he escrito un par de líneas más arriba, y me entrega algo “para que puedas acordarte”… Entramos La Cabeza y yo en otro garito y al rato me doy cuenta de que estoy mirando fijamente al camarero y que el camarero me reconoce pero no sabe  qué es lo que quiero porque realmente no sé si soy yo el que está mirando al camarero o es otro que tiene mis ojos pero que no tiene mi boca y me doy cuenta de que mi cerebro se decide a hablar y me recrimina entre diminutos chispazos que forman un mensaje duro como una piedra que se deshace entre las neuronas de mis cerebros, porque en este momento no sé si tengo un cerebro o dos o más, como si fuera arena, como si fueran plumas sónicas: “¡pero qué estás haciendo…!”. Y me marcho pero no sé si me marcho yo o solo mi cerebro…
Así que no sé, no sé cómo he llegado hasta aquí, qué hago en mi cama y toda esa luz ahí fuera, pero ¿cómo he conseguido volver otra vez hasta aquí? Así que comienzo a recordar y me viene a la mente aquella cabeza, aquella mirada fija hacia el frente, aquellas palabras que seguramente cruzamos pero que nunca recordaré ni sabré nunca de qué estuvimos hablando y me registro los pantalones para comprobar que sí, que ahí está: es una goma del pelo amarilla. Nada más que una goma del pelo de color amarillo en el bolso trasero de mi pantalón.

domingo, enero 06, 2013

David Foster Wallace (y IV)

Como la cuestión supone que no fusilemos la obra de este maravilloso escritor y que solo al disfrutemos, voy a acabar aquí con el señor Wallace y en este caso traigo un capítulo entero referido al gran Frank Furillo, un héroe de cuando éramos adolescentes (yo, por lo menos, en los años 80, lo era), y un análisis acertado o no que se realiza aquí. 
También, y realmente, como homenaje a un currante de la hostelería al que llamábamos "el Furilo" porque era clavado a él y que espero que, ya jubilado, se encuentre disfrutando de su Paraíso que no era otro que Miami, o eso decía de coña cuando allá por el principio de los años 90 nos ponía un bocata y una caña por un buen precio mientras aguantaba a su compañero gruñón y despistado, entre bromas y veras, con ese buen humor que siempre agradecíamos. Y no voy a contar nada más pues no me da la gana, ¡coño!, y además me esperan para comer. 



PRIMER COMENTARIO ESCRITO Y EXISTENTE DE HAL INCANDENZA SOBRE ALGO AUNQUE SEA REMOTAMENTE FÍLMICO ENTREGADO AL SEÑOR OGILVIE PARA LA MATERIA «INTRO­DUCCIÓN A LOS ESTUDIOS DE ENTRETENIMIENTO» DE SÉPTIMO CURSO (TRONCAL DE DOS CURSOS), ACADEMIA ENFIELD DE TENIS, 23 DE FEBRERO DEL AÑO DEL SUPERPOLLO PERDUE, @ CUATRO AÑOS DESPUÉS DE LA DESAPARICIÓN DE LA TELEVISIÓN TRADICIONAL, UN AÑO DESPUÉS DEL FENECIMIENTO DEL DOC­TOR JAMES O. INCANDENZA, UNA REDACCIÓN MERECEDORA DE NADA MÁS QUE UN NOTABLE/NOTABLE ALTO, PESE A QUE LAS RESPUESTAS PUEDEN CALIFICARSE DE POSITIVAS EN SU CONJUNTO, PERO ELLO ES DEBIDO A QUE EL PÁRRAFO DE CONCLU­SIONES NO ENCAJABA EN EL CUERPO DEL TEXTO NI SE APO­YABA MÁS QUE EN UNA INTUICIÓN SUBJETIVA Y EN ALARDES RETÓRICOS, SEGÚN SEÑALA OGILVIE.
      
El comisario Steve McGarrett de Hawai, Cinco:0 y el capitán Fran Furillo Canción Triste de Hill Street sirven para ver cómo cambió nuestra idea norteamericana del héroe de la década de 1970 AS de Hawai Cinco-0 a la de los 1980 AS con Canción Triste de Hill Street.
El comisario Steve McGarrett es un clásico héroe moderno de acción. Actúa. Es lo que hace. La cámara siempre está sobre él. Casi nunca está fuera de la pantalla. Tiene nada más que un caso semanal. La audiencia sabe de qué trata el caso y, asimismo, quién es culpable al finalizar el Primer Acto. Debido a que el público sabe la verdad antes que Steve McGarrett, no hay ningún misterio. Solo hay Steve McGarrett. El obje­to de Hawai Cinco-0 es ver al héroe en acción, ver a Steve McGarrett acechar y pavonearse, localizar la verdad. Esa localización representa la esencia de lo que hace un héroe moderno y clásico de acción.
A Steve McGarrett no le abruman sus tareas administrativas de comi­sario de policía ni las mujeres, los amigos o las emociones; su atención no está enfocada en ningún tipo de exigencias conflictivas. Su campo de acción está libre de toda cháchara que lo pueda distraer. De ese modo, el comisario Steve McGarrett actúa resueltamente para remodelar una ver-dad que la audiencia ya conoce y transformarla en objeto de ley, justicia y moderno heroísmo.
En cambio, el capitán Frank Furillo es lo que solía denominarse un héroe posmoderno, es decir, un héroe cuyas virtudes correspondían a una época americana más completa y corporativa, o sea, un héroe de reacción. El capitán Frank Furillo investiga casos ni localiza resueltamente. Dirige una comisaría. Es un burócrata y su heroísmo es burocrático y con un don especial para orientarse por terrenos pantanosos. En todos los episodios de Canción triste de Hill Street al capitán Frank Furillo le acosan diversas distracciones en todos los frentes desde el inicio del Pri­mer Acto. No tiene un caso, sino once casos complejos, cada uno de ellos con sospechosos, soplones, investigadores, líderes de la comunidad y fa­miliares de las víctimas, todos exigiendo ser escuchados. Hay cientos de tareas por delegar, egos que masajear, promesas que cumplir y promesas de la semana anterior que cumplir. Los conflictos domésticos de dos o tres policías, el problema de los salarios, los informes oficiales. La corrup­ción que le tienta a uno y le hace romperse la cabeza. Se trata de un comisario que es una parodia política, que tiene un hijo hiperactivo, una ex mujer que merodea por el cubículo de vidrio esmerilado que sirve de despacho a Frank Furillo (mientras que la oficina de la década de 1970 AS de Steve McGarrett parecía una biblioteca de terratenientes aristocrá­ticos, protegida por dos pesadas puertas y decorada con revestimientos de grueso roble tropical); además, está la fríamente atractiva Defensora Pública que quiere hablar de si a este sospechoso le han leído sus dere­chos en español y de si Frank puede dejar de llegar demasiado temprano y de que quizá deba acudir a un psicólogo para combatir el estrés. Además de todos los semanales dilemas morales y de los callejones sin salida a que le conduce su burocrático y ecuánime heroísmo personal.
El capitán Frank Furillo de Canción triste de Hill Street es un héroe posmoderno, un virtuoso de las prioridades, del pacto y de la administra­ción. Frank Furillo mantiene la cordura, la compostura y la buena pre­sencia ante el alud de exigencias nada heroicas que le distraen y que hu­bieran dejado a Steve McGarrett sin aliento, descompuesto y chupándose el dedo en medio del caos administrativo.
En aún mayor contraste con el comisario Steve McGarrett, Frank Fu­rillo es rara vez filmado solo y en primer plano. Por lo general, es solo una parte de la imagen frenética y agitada que muestra la cámara. En cambio, el equipo de filmación de Hawai Cinco-0 ni siquiera utiliza una dolly y prefiere el primer plano sobre trípode del rostro de McGarrett, en lo que hoy parece más bien una reminiscencia de la fotografía romántica que de una película.
¿Qué clase de héroe aparece después del cowboy moderno e irlandés McGarrett, el solitario hombre de acción que conduce sus rebaños por el paraíso? La soledad de Furillo es totalmente distinta. El héroe posmoder­no era una parte heroica del rebaño, responsable de todo aquello de lo que él forma parte, responsable ante todos, pero su semblante solitario bajo presión es tan plácido como la cara de una vaca. El héroe de acción de prominente mandíbula (Hawai Cinco-0) se convierte en un héroe de reac­ción de mirada benigna (Canción triste de Hill Street) una década después.
Y, tal como se ha dicho hasta ahora en nuestra clase, nosotros, como audiencia norteamericana, hemos favorecido al héroe corporativo, es­toico y de una probidad reactiva; algunos podrían argumentar que hemos quedado «atrapados» en la ambigüedad moral reactiva de la cultura post y posposmoderna.
Pero ¿qué viene ahora? ¿Qué héroe norteamericano puede aspirar a suceder al plácido Frank? Predigo que esperamos al héroe de la no ac­ción, el héroe catatónico, el que está más allá de la calma, divorciado de todo estímulo, transportado aquí y allí por extras fornidos cuya sangre fluye llena de aminoácidos retrógrados.
 

miércoles, enero 02, 2013

Crudo vuelve a las ondas en la SER

Crudo vuelve en 2013 según ha comfirmado la Cadena SER.
Una buena noticia del 13 y cito:

"El periodista Javier Gallego acompañará a Àngels Barceló los lunes, miércoles y viernes, a las 21:45h, para repasar con su ironía y mordacidad las principales noticias de la semana. Esta sección contará con sketches, parodias y montajes sonoros; un informativo con "tuitulares" de 140 caracteres; un consultorio sentimental para políticos; un traductor de declaraciones institucionales que revela su verdadero significado; un electrocardiograma que dirá qué está pensando un personaje de actualidad o publicidad de productos necesarios para afrontar la crisis. Las redes sociales, la opinión y la participación creativa de los oyentes también tendrán su espacio en antena. Además, contará con la colaboración del escritor y filósofo, Santiago Alba."

Con Santiago Alba Rico, encima.
No lo quieres crudo, pues dos tazas.
Así, más.
(Véase vídeo presentación)

martes, enero 01, 2013

Salud 2013



Hemos llegado hasta aquí.

No despertéis a los que duermen
(es igual, es una broma, no despertarán… lo digo por ahora)
continuad con vuestro único camino
(una de las cosas que he aprendido vagando por el mundo).

El cambio de año siempre me ha parecido
una de las muchas mentiras que hemos asumido
pues el fin de año ocurre
un día que aún no hemos determinado de septiembre.

Es así, chicos, chicas,
no se molesten en pedir explicaciones.
Se encuentra en nuestro interior.
Y por más que le grite a su colega el tipo de abajo por el móvil
nunca lo entenderemos.