lunes, febrero 09, 2015

Charles Lavaigne is gone

... y otro más que se nos ha marchado a su República Dominicana natal de donde, como me dijo, volverá para hacernos alguna visita. Mal va para todos aquello músicos que se lo hacen todo, y mucho peor para los que sólo hacen lo que tienen que hacer, es decir, trabajar en su música, pero estamos en un país donde el 30% de share los domingos por la noche lo tiene un engendro de programa de televisión...
Bueno, chicos, no nos pongamos estupendos y hablemos de que Charles va creando su música que no tiene, en mi diminuta opinión de aficionado, desperdicio alguno. Es variada, heterógenea, amplia, con una voz portentosa pero profunda, que nos lleva a lugares, a espacios donde nos activa la palanquita de la imaginación.
Os aseguro que os sorprenderá: son de estos encuentros que luego te los comenta una amiga que lo ha escuchado y que le ha sorprendido (cosas de las casualidades, de la vida que viene y va, se las pira y vuelve) y que te lo recomienda cuando tú, ¡oh, privilegiado!, le has visto con solo una guitarra, en acústico, en un bar y te has quedado ACOJONADO por el portento de este tío que bajo una aspecto de timidez y recogimiento te muestra lo que es un artista: aquel que crea desde no se sabe qué lugares del alma para que luego venga alguien que apenas le conoce y le mire como si le hubieras clavado un abrecartas en la cabeza y le vuelve a mirar con aquella expresión de no me lo hubiera podido imaginar de ti... En fin. Lo cierto es que sus directos son portentosos y es así como no me pude perder su última aparición en El Juglar donde fuimos apareciendo muchos de los que disfrutamos de la vida noctívaga de este barrio, y no tan noctámbula. Allí estábamos para despedirle con un hasta luego, Charles. ¡Salud y Buena suerte!

Aquí tenéis un discazo: The Birdfish, con el que descubrí a Charles... bueno, fue, una tarde-noche en La noche boca arriba y os juro que no me lo podía creer... http://charleslavaigne.bandcamp.com/album/the-birdfish

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