viernes, febrero 27, 2015

Dios (II)

A long time, que se dice pronto, conocí a una mujer cubana, exiliada para más señas, que nos habló de su primer contacto con la urbe madrileña y nos comentó que lo que más gracia le hacía era la televisión y en concreto, hete aquí el currusco occidental, los anuncios, ergo: la publicidad. Sí, los anuncios de la tele.
Luego, caminando el tiempo, se extrañaba del debate sobre la existencia de Dios porque ella no creía en eso que llamamos Dios y se preguntaba si no fue por la educación recibida en su Cuba, Cubita natal, "Cubita de su vida", que dice el grandérrimo Cachao. ¿Ella no creía en Dios porque no había ni siquiera olido su presencia? En fin, ahí lo dejo.

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