jueves, febrero 26, 2015

Reflexión

Esta mañana, al levantarme, me ha venido a la cabeza o me ha removido lo que pudiera considerarse como una reflexión que consistiría en la posibilidad de que la existencia de Dios fuera una ideación propia de nuestro ser, es decir, que estuviera en (¿lo más profundo?) de nuestros genes, al igual que el instinto de supervivencia o en cambio de ssalvar a otros a riesgo de perder nuestra propia vida, demostrar por casi todos lo medios el que haya una existencia superior a la nuestra que nos hubiera creado.

(O que el Monolito de Kubrick a la hora de la transmisión o del chispazo que provocó en los monos el dejar de ser primate -pero no el bajarse de los árboles- hubiera otro Monolito a la hora de creación de dioses)

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