miércoles, marzo 11, 2015

CAÍDA DEL CAESAR O VICIO DEL SOLIPSISTA


                                                (Recitado según tono y aptitud de R. Alberti)

I
Y ella me mira con sus ojos tenues,
planta monocotiledónea, ala aleve,
enfrascado en el cemento armado
me retiro cabreado, hirsuto, prolongado,
casi, casi, casi malherido.

Cemento armado de sus pechos,
circunspectos, secretos casi mágicos,
¡olé mis güebos!, ala aleve, broche calmo:
surrealimmo.

II
No sé, no sé, no sé qué coño vienen balbuciendo
aquellos pájaros de mal agüero
tunantes, proscritos de la miseria que nos viene acogollando*
sutilmente, lentamente...
yejke parecen gallinas cluecas,
variopintas mujeres que sólo sostienen
flores en sus cabellos y una guadaña escondida
en el pútrido sombrero.
¡Vaya!, ¡otra vez!, ¡joder!, ¿qué coño quieres
ni tanto niño muerto?

Tienen los ojos como escafandras,
son artistas de la nada,
siempre con úlcera en el bolsillo
y entre sus fauces, el panty de la secretaria.
¿Que ké comes? y
preguntan periodistas paladeando palco.

III
Me fumaré un cigarro, me beberé una una tónica,
mearé en la sauna y bailaré con hipo,
No me mandéis callar que ya no puedo...
¡escribo como meo, cago como hablo
y me voy echando leches porque me están persiguiendo!

                                                (18-20 de octubre de 1993)


*Acogollar: En el sentir originario del poema sería un sinónimo inventado de "acojonado"+"cogollo" como: "nos están dando tobitas en el cogollo o cabeza" y, a la vez, "nos están clavando en la tierra como míseros cogollos"; pero, oh Dioses, en el Diccionario pone: "Echar cogollos las plantas".

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Ya tenía ganas de, primero, encontrar este poema entre libretas y libretas; y dos, escribirlo y dejarlo aquí. Buenos días.

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