miércoles, mayo 13, 2015

Walter Marchetti, larga vida a ZAJ

El domingo pasado me encontré -me encontraron, mejor dicho- dos amigos en mi ronda dominical. Nos tomamos unos cosas y salió el tema de la expo de un amigo en una biblioteca de Pinto, en la red PintoArte. Así es, dos días atrás estuve allí, y además con unos amigos realizando un nuevo espectáculo de Palabra y Música del que nadie -eso espero- salió indenme.
Dicha cosa empezó casi que regulera porque no habíamos ensayado ni ná, y lo que se dice ná es ná, pero sí que habíamos preparado cada uno lo suyo... pero hete aquí que era una biblioteca pública y habíamos llegado pronto lo que hizo que nos saliéramos fuera a preparar el evento. Aún teníamos una hora para ello. Nos pusimos manos a la obra. Junto a aquel parque infantil desplegaron sus guitarras y yo mis papeles, y los chiquillos se fueron acercando, disfrutando y algunos bailando los temas que ibamos a llevar a cabo poco después. Una señora con dos niños pasó junto a nosotros y los niños se quedaron curiosos, la mujer que parecía su madre, no. Más tarde nos encontraríamos los tres en la exposición.
La expo, Pinturapéutica, de nuestro querido amigo Antonio Gallego Conde, no iba a quedarse sin la actuación de "Los Estafados de Ternura. Versión 4x4". Antes echamos un ojo a su cuadros, cada uno titulado con un nombre de la literatura escrita en español y, sobre todo, con referencias a las obras de Juan Carlos Onetti y Juan Rulfo.
En el cuadro del fondo aparecían los amigos con los que me encontraba charlando en aquel momento en aquel café aquel domingo y aquella tarde. Un retrato desenfadado y vital, que combinaba rojos, negros y amarillos. Hablamos entonces aquella tarde de, entre otras cosas, de otras expos y una en concreto se refería a la que se llevó a cabo en el Reina Sofía cuando un pobre como yo podía aún visitar las temporales sin pagar. Fue en 1996, si no se equivoca la Wikipedia -a mí me parece muy lejana esa fecha- y recuerdo la temeridad de una mujer al apagar una de las televisiones donde se proyectaba un vídeo o una performance del grupo ZAJ! Ella misma y la guarda que le echó una buena reprimenda se convocaron en una más de las acciones del grupo ZAJ!, o así lo quise ver yo.
Hoy, unos días después de hablar con mis amigos en aquel café moro de Lavapiés, me trae Radio Clásica el fallecimiento de unos impulsores de ZAJ!, el gran Walter Marchetti, a quien no conocí pero que sí me abrió un espacio importante a la hora de pensar el arte o cualquier realización artística -disculpen la pedantería- pues puso el juego, el humor y la crítica social, la vida y el ser humano como elementos creativos en mi cabeza, renovando siempre el concepto de lo que podemos pensar como ARTE.
Y para terminar, como así lo hace el obituario del periódico: En 1998 José Luis Castillejo escribió sobre él: “Su música se extiende a todos los seres vivos, sin excluir a los cerdos y a toda naturaleza, haciendo que las piedras canten”.

Pues eso, que las piedras canten.

(No se queden complacidos con esta lectura y lean lo que publicó la revista Jot Down Magazine hace unos meses: Zaj, música no específicamente sonora en pleno franquismo.

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