sábado, octubre 31, 2015

La esperanza

YA sabéis que al Poeta le viene grande dos o tres tallas más la ropa.
Ya sabéis, conocéis que se peina con raya en medio y se echa una parte a la derecha y otra hacia la izquierda delante del espejo después de haberse lavado aseado pulcramente delante del espejo,
y que viste unos zapatos anchos sin puntera
y lleva ropa vaquera con chupa vaquera y pantalones anchos vaqueros
dos o tres tallas más
y que camina a trancos grandes zancadas
y que no piensa que es observado
como yo le observo desde aquí arriba desde mi año 1995
desde mi año 1985
desde mi balcón-terraza
donde me acodo y veo que se pierde tras la esquina
ignorando que le sigo con la mirada
y de cómo encuentro también a la pareja de críticos de poesía
bien alimentados jóvenes, ella
-con el pelo corto y gafas de concha delgada
la ropa perfecta entallada
viste pantalones béis
el béis no es un color
es sufrida este sábado por la mañana con su bolso a juego
la mañana es a juego también-
capta la atención de su pareja mostrándole mientras camina
señala a su pareja sus gafas de concha
parte de su melena antes llevaba el pelo corto
cae sobre su ojo derecho
y doblan ambos la esquina
detrás del poeta que busca un verso entre los pliegues las grietas las líneas de la acera sin encontrar apenas
y detrás de los críticos
la esperanza
¿es eso que ves ahora es la esperanza en un carrito un bebé?
¿es eso la esperanza empujada por la abu que camina fijando sus dos ojos en el fin de la calle?
La esperanza con sus manos pequeñas y torpes.
La esperanza con sus pies menudos.
La esperanza con su cara regordeta que ha comido del pezón de la madre.
La esperanza que aún apenas en su pequeña cabecita de fragilísma leche y porcelana
donde empieza el intenso fuego artificial de su cerebro.
La esperanza que no registrará nunca este paseo.

viernes, octubre 30, 2015

Torres Blancas

                                                          (Para Sarri)

Salgo al balcón-terraza.

Alguien debe estar quemando incienso.

Huele a una inabarcable catedral.

Es agradable.

Una inmensa catedral
con un única cúpula.
Abajo cantan un cumpleaños feliz.

Dudo de que la alegría y la felicidad
sean solo cuestiones de química
que se guarda en cada cajonera neuronal.

También recuerdo cómo en aquellos días
de la más extraña y enajenada desesperación
deseaba arrojarme por el hueco de la escalera,
hasta que una tarde
perdidos en el bello laberinto interior
de las Torres Blancas
nos contaron que una muchacha
decidió suicidarse así.

Su cuerpo rebotó en cada piso hasta llegar al final.

Nadie debería tener un final tan terrible.

La bici de mi amigo no cabía por el ascensor
así que el portero nos condujo directamente al montacargas.
Al llegar a un piso de mediopiso,
preguntamos, perdidos entre ondulantes barandillas
coronadas por el blando capitoné,

a un hombre que bajaba la basura
y este, en un vistazo rápido y prudente, nos evitó.

Gritas con esa borrachera de vida
que solo a los ángeles conforta.

Sonrío incrédulo ante lo que sucedía.
Una diminuta escalera en mitad del descansillo
nos condujo a la casa de la
amiga de la persona que allí conocí.
Un sueño no podía haberlo resuelto mejor.
En el salón tres mujeres y dos chicos aguardaban.
El desenlace dédalo acabó con una conversación
llena de dobles sentidos, bromas e ironía que aún me sigue divirtiendo.

Hablaste con esas palabras
que solo a los ángeles complace. 

Aún la tarde orillaba cada una de las esquinas del horizonte.
En calzones te chapuzabas
y se sumergía el día entre las nuevas tinieblas de la sierra.

El edificio de colores se encendía y apagaba a nuestros pies.
Apenas el aire.

Al bajar nos dimos cuenta de que habíamos despertado.
El brillo, extinguido.

Alucinación (...)

Ya sabéis que todo esto puede ser verdad.
En mitad de la noche,
mientras duermo,
una pelota de colores
como si contuviera
minúsculos diamantes luminosos
aparece delante de mí dando un bote
y otro y otro
delante de mí
lo que hace que me despierte.

Un bulto remolonea detrás de los visillos
que ocultan la ropa que hay justo detrás.
Luego trepa hacia la parte alta y desaparece.
Miró la hora en el móvil
aparecen 4 ceros.
Las 12 -pienso-. La hora de las brujas.

Me habéis arrojado vuestra pelota,
¿o se os ha caído?
y habéis huido
pequeñas brujas
infantiles
niñas-brujas
dejándome con mi soledad
y con mi miedo.

La suerte de la Noche os encubre.

-y la contemplo
acercándose sin amenaza
hacia mis ojos.

viernes, octubre 23, 2015

Una botella de vino

Brindemos por Omar Jhayyam.
Brindemos por Omar Khayam.
Brindemos por Omar Jayam.
Brindemos por sus versos
que discurren por nuestra garganta,
como este oro rojo de la mejor tierra,
de vuestra mejor tierra
y reíd con un amigo,
con vuestra amada o amado
o con la vida,
o en soledad,
pero brindemos.

La noche sobre nuestras cabezas
nos nombra con el deleite preciso del trago,
nos susurra: "¿has decidido ya el nuevo verso?".

Mientras, el vaso se conmueve
con el cristal que lo contiene
y funde azules, violetas
y rojos,
oscuros tonos
que en su brillo se consumen.

Deseamos salir fuera y respirar el otoño
pues ha llegado a las hojas del castaño
la tierra nueva que lo nutrirá,
y nos llama antes de desprenderse
de lo que antes ha servido para engrandecerlo,
y agradece el continuo riego que por sus raíces
discurrió.

Deseamos respirar, y sin dolor.
Es un dichoso consuelo.

(2.ª versión, 24/10)

miércoles, octubre 21, 2015

La vieja mentira

Sidney Keyes (1922-Muerto en acción, Campaña de Túnez, 1943)

Poeta de guerra

Yo soy el hombre que buscaba la paz y encontró
en sus ojos alambradas.
Soy el hombre que buscaba las palabras y encontró
una flecha en su mano.
Soy el arquitecto cuyos robustos muros rodean
arenas movedizas.
Cuando enferme o enloquezca
no os burléis de mí, ni encadenadme:
no me derribéis
cuando marche con el viento:
aunque mi rostro sea un libro quemado
y una villa devastada.


Wilfred Edward Salter Owen (18 de marzo de 1893 - Muerto en acción, Canal Sambre-Oise, el 4 de noviembre de 1918). Cayó abatido durante el cruce del Canal Sambre-Oise apenas una semana antes del fin de la guerra. Su madre recibió el telegrama que le informaba de la muerte de Owen el Día del Armisticio.

Dulce y honroso es morir por la patria

Torcidos, como viejos mendigos bajo sus hatos,
Renqueando, tosiendo como brujas, maldecíamos a través del lodo,
Hasta que donde alumbraban las luces de las bengalas nos dimos la vuelta
Y hacia nuestra lejana posición empezamos a caminar afanosamente.
Los hombres marchaban dormidos. Muchos habían perdido sus botas
Pero abrumados avanzaban sobre zapatos de sangre. Todos cojos, todos ciegos; 

Borrachos de fatiga, sordos incluso al silbido de las balas
Que los cansados cañones de calibre 5.9 disparaban detrás de nosotros.

"¡Gas, gas! ¡Rápido, muchachos!"; un éxtasis de desconcierto,
Poniéndonos los toscos casos justo a tiempo;
Pero alguien aún estaba gritando y tropezando
Y ardía retorciéndose, como ahogándose en cal viva...
Borroso, a través de los empañados cristales de la máscara y de la tenue luz verde, 

Como en un mar verde le vi ahogarse.
En todas mis pesadillas, ante mi impotente mirada,
Se desploma boqueando, agonizando, asfixiándose.

Si en algún sofocante sueño tú también puedes caminar
Tras la carreta en la que lo pusimos,
Y mirar sus blancos ojos moviéndose
En su desmayada cara, como un endemoniado.
Si puedes escuchar a cada traqueteo
El gorgoteo de la sangre saliendo de sus destrozados pulmones,
Repugnante como el cáncer, nauseabundo como el vómito
De horrorosas, incurables llagas en lenguas inocentes,
Amigo mio, no volverías a decir con ese alto idealismo
A los ardientes jóvenes sedientos de gloria
La vieja mentira: "Dulce et decorum est pro patria mori".

Arvo Part Symphony N.º 4 'Los ángeles'

Todo está perdido.
Todo se ha perdido ya.
Alguien empuja tu espalda de trapo.
Pero también alguien habla por ti.
Por el trapo en el que te has convertido.
Un trapo que solo sirve para limpiar un pedazo deforme de madera.
Alguien habla por ti porque nadie te escucha.
No has dicho ni una sola palabra tuya desde que llegaste.
¿Tal vez no has dicho ni una sola palabra desde ti desde que llegaste?
Miras hacia atrás. Estás solo en casa. Los fantasmas y los ruidos extraños están solo en tu cabeza.
¿Cuántas veces tendrás que arrastrarte, evitar el enfriamiento para poder seguir arrastrándote
por este cielo revelador cada día que para ti es la vida?
Solo para ti esta realidad se te ofrece.
Muchos hablan. Muchos respiran. Muchos comen y defecan. Muchos piensan.
Muchos hablan y te miran y te dicen o se callan o se vuelven.
Otro fue el que puso la baldosa por la que pisas.
Otros han construido el edificio en el que habitas y ahora tú debes continuarlo. 
¿Debes seguir construyendo el edificio en el que vives?
Observabas a la luna de niño y pensabas largamente sobre esa bola insomne.
De niño, cuando niño. Escondido. Espiabas aquella bola blanca con unos prismáticos. Y le hacías preguntas que no recuerdas.
Porque se han perdido. Porque se han quedado en aquella habitación oscura.
Porque tú ya no eres el mismo con la ingenuidad. Preguntas ingenuas.
Preguntas que no llevan a ningún sitio porque eran preguntas que te hacías a ti mismo
ante ese enigma grandioso e inabarcable que es la vida.
Porque tiene que ser así.
Porque si no serías un pez. O un insecto. O una piedra.
Pero podrías ser un pez o un insecto o una piedra para una inteligencia inconcebiblemente superior.
Porque podrías ser un trapo.
Un instante.
Un destello.
Pero eres un trapo que piensa.
Un destello, un instante, un chispazo, una pavesa que piensa. O crees que piensas porque aún no ha surgido una palabra tuya.
Por ahora es todo. Ni siquiera has dicho una sola palabra tuya,
pero dices que piensas. En toda tu vida no has dicho ni una sola palabra tuya
pero dices que piensas. Dices que no eres un trapo. Un trapo que observa.
Que se humedece al contacto de un trozo de madera o de tierra.
Pero dices que piensas, Todavía, aún, ahora mismo.
En este preciso momento. Es tuyo este.
Un trapo por el que otro u otra ha hablado. Así. Es suficiente.
Una sola palabra. Ni siquiera una sola palabra.
¡Si...!
Tal vez la palabra venga en tu sueño. Que la palabra haya sido dicha en aquella noche
tras noche y tras otra noche mientras allí escondido observabas el papel en blanco de la luna haciéndole preguntas porque tú eras su pregunta la pregunta eras tú mientras intentas recordar cuáles eran exactamente las preguntas que le hacías allí acurrucado desbordado por el enigma que comenzaba a ser la revelación constante.

Una sola palabra.

Una sola pregunta.

Ni siquiera te acuerdas.

Es suficiente.

Así, es suficiente.

Basta.

Así.

domingo, octubre 18, 2015

Todo continua (II)

Decíamos el otro día aquello de salir al balcón porque nunca he sabido muy bien si vivo en un piso con balcón o con terraza. Un balcón es demasiado pequeño para lo que yo veo. Una terraza demasiado aparatoso. ("Un balcón es demasiado pequeño para lo que yo veo". Me refiero a la idea de "balcón" no a "lo-que-yo-veo-desde-aquí", disculpad la precisión post-tranco. Claro, que por otra parte, la idea de lo que puedo ver desde un balcón es pequeño para lo que siento que veo, un pensamiento muy "Pessoístico" o "Pessoano". Que por cierto ésta debe ser el término adecuado. Vuelvan a disculpar la pedantería.). Lo cierto es que estaba pensando, nada más acodarme en el barandal, que esta mañana al salir de casa he visto a una mujer que parecía, que era clavada a una amiga que murió hace un par de años, en el mes de junio. Se fue una noche, de un ataque cardíaco. Así, espero que sin sufrir. Escribió un tuit, como otro cualquiera y a la mañana siguiente no volvió a despertar.
Supongo que parte de mi confusión ha sido porque ya soy bastante miope y empiezo a no ver casi nada a una distancia media, es decir, a no distinguir bien los rostros a escasos veinte metros. Es así, a esto también hay que acostumbrarse. La he visto que venía frente a mí, y la he "reconocido" por su pelo negro y su rostro... su graciosa delgadez y sus maneras duras y diferentes de caminar. Una rockera. La mujer ha girado 90º grados y se ha ido por la perpendicular. No nos hemos cruzado. El otro día vi a un chaval al que creí reconocer en un compañero del instituto... "sí, pensé, pero con 20 años menos". Lo cierto es que he vuelto a salir a la terraza-balcón y he visto a una niña de unos cuatro años llevando en su carrito de bebé a su muñeco. Junto a ambos caminaba encorvado el abuelo, con paso mediado por la edad. La niña ha girado su cabecita desde su estatura para hablar con su abuelo. No sé qué le habrá dicho, pero creí escuchar los mismos pensamientos del abuelo que se percataba en ese instante de que lo que le decía su pequeña nieta fueron también los mismos pensamientos de su niñez cuando también iba descubriendo el mundo como ahora lo hace ella. Todo continua, sin duda.

(Al volver a sentarme en el sillón y a ocuparme otra vez de mis pensamientos se me ha colado como una brisa helada una inmensa tristeza, que de alguna manera justifica el haberme puesto a escribir todo esto.)

sábado, octubre 17, 2015

Mucho ruso en TxTxnia


¡rash
Putín!
Es un As
sessino
poli-cia el
kgb fue su ma-
estro
de
Todo el año pa-
el pobre
rash
Putín
El hijo de Putín
es russo
Todos los russos
son hijos de Putín
¡Putín es su presidente!
¡rash
Putín!
El-
Ejido por el Pueblo russo
para ani-
quilar
al Pueblo
TxTx
¡no!
Basáyev
con un pie en el otro
mundo
Le impidió aniquilar
al Pueblo
Tx Tx
¡no!
Mas
rash
Putín
no está solo
Blair es su
a-                     
migo
También Schroder
También Chirac
También Aznar
Por toda Europa viaja
Demo-
cráticamente
¡rash
Putín!
Y se chocanessoscinco

Oye, Estaba aburrida, Tenía ganas de hablar, tío, contigo de algo, ¿no?... Vas, y no estás, o no quieres ponerte...¿qué pasa?, no...

Te asomas a la terraza y dejas, en un primer momento, que tu mente navegue, que vaya a su ritmo que no se sabe muy bien cuál es. Encuentras cualquier razón. Suficiente que pasen un par de chicos que caminan calle arriba conversando. Dos muchachos de negro que hablan de sus cosas, dos jóvenes, y piensas en la palabra renovación. Todo se renueva. Continua. Y tú continúas siendo el mismo. Creer que el tiempo es el mismo, pero no es así. Y no es así porque recuerdas aquella pareja de rockers en el campo de fútbol de tu barrio bailando y besándose mientras cantaban aquella canción que decía "yo para ser feliz quiero un camión", dos rockers que habían salido de la más bonita noche de rock'n'roll y sexo y caricias y besos y esos tres chicos que ves ahora no habían nacido ergo no existían luego no vieron la Belleza de ver a aquella pareja borracha resacosa rocker amantes devorantes y devorados trastabillando por aquellos campos de fútbol de tierra de aquella liguilla de fútbol a la que ibas cuando apenas tenía 14 años, tus 14 años que ya no existen hace mucho tiempo...
Un chico con una gorra roja sale del portal y se cruza con ellos. Una pareja con un carrito. Piensas entonces en las palabras de Ramón Gaya al final del reportaje en TV. Palabras que te han emocionado. Recuerdas que hablaba de la maestría y que se sonreía al sopesar el término y se reía de, no sé, de dicha palabra: "maestría". La voz de Gaya con otras imágenes... "la maestria -sonríe- ves que no es maestría, que después de todo eso, al cabo de una vida, no es la maestría... es encontrar un principio", es decir, el Principio. Él no ha podido decirlo mejor. No es la maestría lo que se persigue sino un principio que sea capaz de hablar con claridad. El verdadero, el único principio de cada uno.
Expresarse limpiamente. Su propio ser, su propio yo, la identidad. De alguna manera nuestra propia naturaleza habla por nosotros: ¿no son nuestras huellas digitales únicas, no lo es acaso nuestro iris? Por eso aquella expresión de "es un poeta" cuando nos referimos a una persona única, transparente, con una luz que sólo posee él o ella. Aquella persona que nos hace reconciliarnos con todos. Hay mucha gente hermosa.
Pero, aguarda un momento, lo que más te ha llamado la atención de todo eso es un comentario cuando has empezado a ver el documental. El artista como el niño desea sorprenderse con todo. A menudo que crece se encuentra que su capacidad de sorpresa desciende, y es entonces cuando se entristece porque el artista necesita de la sorpresa para seguir como tal y ve que desciende cada vez más. Para estar vivo necesitas sorpresa tras sorpresa y una vez que dejas de recibir te entristeces y comienzas a apagarte, marchitándote. Es muy difícil ser un artista, pensabas que el pago por aprender y contemplar, por aprender y contemplar era pequeño o incluso lo ignorabas...
¡Es tan difícil hablar de esto!

(El título de la entrada son las palabras dejadas por una persona en el contestador de Malcolm Scarpa y que tengo en una cinta cassette grabada de no sé qué disco del artistazo).

viernes, octubre 16, 2015

Un Ven y Vino de mayo de 2009 (entrada sin editar en su momento. Ana es Ana Matey)

Ayer estuve en el Ven y Vino. El espacio, como suele pasar en estos casos, se petó. Daniel Orviz empezó con un speech muy bueno, habla de Nueva York, París y los barrios de Madrid, por ejemplo, "yo paso tío". Daniel no pudo acabar el mes pasado su lectura porque Yoli no se percató de que había una segunda parte por lo que ella decidió invitarle otra vez un mes más tarde, es decir, este. Esto la honra, no hace falta decirlo. Luego la acción de Ana, Pelo/Piel, la llamaría yo. Estuve hablando un rato con ella y charlamos de sus acciones en Tokio, entre otras ciudades. La máscara y el occidental. De cómo los polis al darse cuenta de que hay una occidental detrás de la máscara te dan mil perdones. De cómo la gente se tira al metro aunque ahora se dirigen al monte Fuji. ¿Lemmings? No quiero ser frívolo pero la ausencia de humanidad es tan enorme, según me decía, que espantaba. Colas kilométricas de seres iguales, con el mismo traje, esperando entrar al curro... y mientras iba contándomelo me miraba con sus intensos ojos y con la enorme certeza de que lo que hacía la llenaba de fuerza y de pasión.

Esto lo escribí hace un tiempo, ya no me acuerdo pero es bonito

(...) En el año 2000 había algo en el ambiente. Una sensación de ganas de hacer cosas (...). Una intención de cambiar las cosas y de crear, de crear más (...) darle la vuelta de alguna manera a la política de manera internacional. Un renacimiento.
No sólo existía un empuje y organización para manifestaciones en contra del Capitalismo sino que se activaba por ejemplo el Teatro Psíquico del Tercer Milenio, por ejemplo, que no recibió ayuda alguna por parte de instituciones que veían como una amenaza el apoyar ese tipo de actividades que podrían derivar en una agudo, fiero sentido crítico que podría desmoronar la revolución que se preparaba, una más de un capitalismo fagocitante que crearía, entre otras cosas en el denominado primer mundo, la gran amenaza terrorista mundial (bien armada por los lobbys que luego acusarían ferozmente de desestabilizar la paz mundial y por tanto la Democracia) la gran crisis donde se involucrarían bienes fundamentales como la vivienda y donde se crearían partidos políticos no marcados ideológicamente ni históricamente para ofrecer un paso más veraz a un capitalismo renovado. Tal vez denominada La Cuarta Parte que nos decía la Bola de Cristal...

jueves, octubre 15, 2015

S. T.

Hay para mí algo insufrible.
Cada vez que visualizo
la frente de la tristeza
se vuelve hacia mi.

Un pangolín escabechado en aguardiente.

miércoles, octubre 07, 2015

domingo, octubre 04, 2015

Diario de un globero

Un par de gotas y la gente desaparece. Al ir hacia aquel pueblo me encontré casi atascado en el paseo hacia la C.C. La gente paseaba tranquilamente. Unas improvisadas canchas de baloncesto promocionando no sé el qué pero que arman mucho ruido están atestadas de futuros jugadores de baloncesto, exjugadores de baloncesto, auténticos jugadores de baloncesto, y padres y madres y jóvenes y no tan jóvenes, niñas y niños que corretean entusiasmados en medio de una sana algarabía. Sigo dando pedales y por fin llego a una zona muy despejada. Hoy es el santo Día de la Bicicleta y nada más empezar el recorrido me he topado con un par de familias perfectamente equipadas y un crío desde la calzada saludando a los ciclistas.
Al tomar el anillo ciclista la cosa se aclara un poco. Subidas y bajadas, pasos que salvan la autovía, y tomo la carretera con un buen arcén. Respiro. Vuelvo a respirar. Sólo ha pasado un kilómetro del excalextric y ya huele a pino a eucalipto, a tierra mojada (pues ha llovido esta noche, pues va a lover más tarde), a vida, joder, a ganas de cantar llenándote de perfume, de oxígeno que te envejece poderosamente las células.
Al fin llego al pueblo. Uno de esos pueblos que se caracterizan porque en casi cada bar hay una bandera de España pues creo que es el pueblo más español de España. En Burgos hay un mesón que te recibe con una enorme bandera de España a la derecha. Los camareros llevan en el cuello del polo la bandera de España. Son todos muy españoles.
Sigo adelante y me encuentro con que el camino hacia Colmenar está cerrado por una enorme valla en el aparece escrito Zona de Seguridad. Una zona de seguridad que corta en un tajo contundente un camino hacia el embalse junto a uno de los pueblos más españoles de España. Supongo que será un polígono de tiro.
Me vuelvo por la ribera. El camino se corta abruptamente con un complejo deportivo de gente de polito y audis y mercedes y toda la vaina. No quiero seguir por un camino que más parece un patatal. Tendré que tomar de nuevo la carretera. Nada más.
Cuando vuelvo a pasar por las canchas de baloncesto improvisadas, me encuentro con que las cuatro gotas de hace un rato y la hora de la comida han espantado a todo el mundo. No hay nadie. Antes apenas se podía circular por ahí y ahora sólo se ven a unos muchachos repartiendo merchandaising a unos abuelos que pasan por ahí, intentando deshacerse de ello, y a unos chicos que juegan en una de las cuatro o cinco canchas. Vuelvo rápido a casa. Apenas hay nadie por el paseo más concurrido de Madrid, por el Madrid-Río, casi tanto o más que la Pasarela Gran Vía.