En una pared
lo refieres
con un vocativo.
Abrir un surco,
la palabra elegida
imperfecta,
ya lo sabes.
Pero es lo habitual
fácil
como acabar metiendo la cabeza
en un abrevadero
y empezar.
Despeja y empieza,
es sencillo,
como si abrieras lentamente
los ojos a la penumbra,
¡no señales!, anuncia ni siquiera
y piérdete un poco más
sobre la pared que está repleta de signos
que intentan ser
nomenclatura.
(Exclusiva de un tiempo pasado).
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