domingo, enero 02, 2022

Un catalejo

A las 5:22 me puse a escribir un texto, el primer texto después de las campanadas, pero se ha quedado en blanco, un blanco que parece invitar a la ausencia de deseos o de peticiones por si no fuera a cumplirse ninguna en el caso de..., pero también implica amplitud: todo puede llegar aquí y todo puede vertebrarse lentamente, a lo largo de este año, que como una caja acogerá todo tipo de cosas materiales e inmateriales. 

Resulta también un catalejo en el que se ha ido ampliando cada vez más el campo de visión y así se ha llegado a un blanco en el que ya no hay forma definible, pues lo contiene todo a pesar de que se ha diluido completamente la imagen. No sé para qué mirar al futuro con un catalejo, si para nada me siento pirata, ni ganas de ello, por cierto; no sé qué sentido tiene escudriñar el futuro con lente con la que se nos acerca no una imagen sino el tiempo que hay más allá; no sé por qué razón aventurarse en el océano de mañana donde podríamos apreciar otros barcos, algún que otro pez volador o la aleta caudal de un enorme cetáceo o de una ballena rompiendo la monotonía de las aguas, o nada de eso: una calma chicha, una piel rizada por el arrullo del aire, la enorme piel de un ser que pronto nos engullirá si no dejamos de molestarlo con nuestra voluntad de autodestruirnos para nuestro propio placer... y no nos servirá ningún catalejo pues ya nos precede una singladura que, mejor o peor, se encuentra jalonada de hechos propiamente humanos, ¿para cuándo una batalla vencida contra aquellos que piensan que se debe dominar a la naturaleza cueste lo que cueste? ¿para cuándo saber que hemos fracasado en el intento de ser más que la propia naturaleza, y que esta continuará cuando se produzca nuestra extinción por cualquier causa? ¿para cuándo conocer nuestra ínfima pequeñez y rescatar la religión que nos reúne con la madre tierra?

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