sábado, febrero 26, 2022

Con toda tristeza

Me acuesto sobre este banco de madera.

Mendigo un solo beso tuyo que nunca llegará a pertenecerme.

Son las dos de la mañana, en el reloj de mi colega

ahogado por el paro y la verguenza.

No quiero mirar como si no le acompañara,

quiero abrazarle, pero es a ti a quien me debo.

Quiero evaporarme, mi pecho arde como una cerrilla. 

Tú no escribirás unas palabras en la pantalla.

Tú no me abrazas, ni me cuentas una historia en susurros.

Sé que cómo sajar mi propio corazón, no te preocupes.

No sentiré dolor, el frío afilado no despierta mi carne,

Estoy muerto. Soy un mendigo viejo que vivía de su propia canción.

Y me despertaste, nada que reprocharte, solo este frío de garra en mitad 

del plexo solar. 

No sé soportar el abandono. ¿Lo sabías? Me volveré a casa. Engañaré a quien sea, 

y volveré a casa, a mi propia casa. A la casa a la que nunca debí abandonar. 

A la casa donde solo me siento y me abrazo y me pertenezco para siempre.

No hay comentarios: