jueves, agosto 28, 2008

La absurda y estúpida historia del Hombre Fraude

(Para V.)

Como un mechero de los chinos que prende cuando le da la gana, y cuando prende da fuego a anodinos cigarros, el Hombre Fraude se movía por la sociedad que no le correspondía: genios del Apocalipsis, versadores del incesto, conspicuos amantes de la locura, polifacéticos señores de todas las drogas... el Hombre Fraude visitaba los tugurios infectos, las más sonoras tabernas, los policlínicos del desastre, la variopinta inmersión del sexo concebido como extremo.

El Hombre Fraude siempre trastabilla en el amor. En el amor generoso, en el amor a copa llena, en el amor sin armarios ni roperos.

El Hombre Fraude se complace en sus salidas nocturnas. La luna le queda pequeña, el abrigo sonrosado en el invierno, la caja torácica ahogado por un estertor de medusas inconcebibles. Pero el Hombre Fraude para vuestros denuestos también existe, forma parte de la apopléjica sociedad, es un rincón oscuro dormido entre los orines de los gatos, os observa con los ojos de aquello que existe sin que vosotros lo hubierais exigido.

Os complace, también, que el Hombre Fraude os acompañe en vuestra retahíla de ilegalidad, de soborno a las buenas costumbres, a la aparente tranquilidad de vuestras sociedades.

El Hombre Fraude prefiere dormir bajo una papelera donde escupen esputos los vanagloriados, los justos. Sus pequeños espasmos son parte de vuestros sueño, son las delicias que imaginarán vuestros hijos pensando que es lo incontrolable, la verdadera rebeldía. Prefiere dormir en camas operadas por el desamor, por la pérdida de pasión, por el ojeroso rincón culpable de la pérdida en el otro como si el otro no fuera él mismo.

El Hombre Fraude contempló una noche la Vía Láctea y desde entonces demuestra a cada uno de los que se le acercan que el Fraude es un río de leche y que el corazón de cada uno es un galimatías proverbial, repleto de sujetos que, inconcebibles, surgirán como brillos en un mar en calma.

El Hombre Fraude prefiere los bares de pincho de tortilla, de camareros que guardan su sonrisa en cajones de metal o en cajones de anticuarios que decidieron acumular olor a ébano fresco y tiempo para luego venderlo a los cocodrilos del bien rimado color de los billetes.

Toda mi noche está contigo y mi día porque el Hombre Fraude de nuevo se ha enamorado y piensa que las flores surgen en blanco y negro para que luego, por azar o por coquetería, se transformen en un bello technicolor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

También me gusta Flash, pero no soy un buen diseñador para diseñar un Flash, excepto que tienen un programa de software por una bruja de Flash se crea automáticamente y no extra para trabajar .

alf ölson dijo...

¿Flash Gordon?
Pues dime cuál es ese programa para diseñar en Flash... ¿y lo de la bruja?