La plancha
(A M.)
Me mandas un mensaje y me cuentas que vas a planchar,
y te veo pensando que no piensas, que sonríes,
que piensas en no pensar.
Compruebas que la ropa quede bien alisada, la levantas,
te fijas en su color
y piensas... qué pensarás.
La ropa está ahí,
caliente, bien doblada...
perfecta.
Y piensas y no piensas en pensar... y sonríes.
Arriba y abajo, la diminuta arruga persistente,
el brillo de la ropa blanca.
¿Qué escuchas?
Se ha hecho de noche.
Te cojo de la mano. Te sonrío.
Y tú piensas en no pensar.
Y terminas.
(A petición de Ana incluyo este poema)
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