martes, enero 20, 2009


No hay poesía inocente
Hoy es lunes. ¿Ha salido el sol?
¡Qué diferente de los días nublados cuando la cabeza respira!

Quiero romper la copa que te acoge la cabeza. Quebrar el líquido cristal de tus pensamientos. Mala hora hora en la que decidiste escuchar por enésima vez aquella canción que te supura las heridas o te las engrandece. Otro esfuerzo más... ¡Estás absolutamente solo! Haz otro esfuerzo... Vuélvete contra ti mismo. Llevas una semana soñando con el mar pero tu suerte no cambia. Tus amigos cuentan mentiras de ti a los extraños y no te importa, dices: "mejor así". Para qué... para qué desvelar quién eres. Cristales biselados que piensas cortantes. Llevo aquí dos años. En una habitación diminuta. (Dejas de ser un poema. Caminas sobre la línea de la prosa. Te vistes con ropas que no son tuyas, caminas, repartes tu peso en dos muletas.) Yo sé quién eres tú. Día y noche. Veo gente pasar continuamente por el día; las noches poseen un color especial: me seduce su silencio. He decidido aislarme. Sonreír si todo parece tranquilo. Cuando se suceden las carreras, te apartas. Les dejas que hagan su trabajo, cómo si pudieran entorpecer tus pensamientos. Es francamente fácil. Guardas la distancia suficiente, pero te gustaría estar en la calle bebiendo, observando a los que salieron un día con una copa vacía en la mano para visitarse. Continuamente escuchando música. ¿Haces lo que el terapeuta te dijo. "¡No se le ocurra volver a mutilarse!"? Fue la última vez. Solo fueron las cejas. Suficiente.
Robert Walser, espero que el invierno llegue pronto y pueda encaminarme hacia ti, que la nieve se convierta en una sábana inmaculada que me cobije del desastre. De este sol que me quema los ojos. Los ojos que no pude darte. No saber quién soy. Pero mi corazón siempre estará abierto a él. La luz, desde niño. Masticaba mi cerebro la luz. Ofrecer la otra mejilla del pensamiento: busco en google y no aparece nada, palabra por palabra, de lo que acabo de escribir.

(Foto de Ángel Carro: ¿Robert Walser en Lavapiés?)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que no es RobertWalser
¿quién será?. Preciosafoto.Al leerte se me ha venido a la cabeza el cuento de "las ranitas en la nata (J.Bucay)" y porque no contartelo,vienea decir algo así: Había una vez dos ranitas que cayeron en un recipiente de nata. Inmediatamente se dieron cuenta que esa masa espesa era como arenas movedizas y se hundirían, imposible mantenerse a flote, las dos empezaron a patalear, pero era inútil no conseguian moverse y cada vez les resultaba mas dificil respirar y salir a flote, hasta que una dijo:"no puedo mas, imposible, no saldré", y dejo de patalear y se undió, la otra rana pensó que aunque se acercara su muerte, lucharía, y pataleó y chapoteó durante horas y horas,hasta que la nata se convirtió en mantequilla,la rana de una salto y patinando llegó al borde del recipiente, y regresó a su casa croando alegremente. Uno no puede controlar lo que sucede a su alrededor, pero si puede elegir la manera de enfrentarse a ello. y tú ¿que rana eliges? besos

alf ölson dijo...

"... la nata se convirtió en mantequilla".
No puedo reprimir el pensar en la película de Último tango en París, cuando después de todo ella le pega un tiro en el pecho. Claro, después de haber probado la mantequilla.
Ya..., me he salido por peteneras. Pero en cuestión de supervivencia de la especie la segunda respuesta es la adecuada.
También me daría un poquito de asco encontrarme una rana en un vaso con nata o mantequilla.
Pero por elegir ranas siempre me quedaré con Gustavo, el reportero más dicharachero.
Besos.