viernes, enero 16, 2009


Óscar Aguado presentó su libro en el Tapas y Fotos el pasado martes. El lugar también es llamado Tontos y Locas, Tetas y Flores, Tantras y Falos, Coñas y Barra... Para mí será el bar de Miguelo, o Miguelo´s Bar que queda muy de neón y lujuria. Algún día hablaré de la cocina de Miguel y de su buena mano con el salmorejo y el pollo hortelano, que es un pollo que está muy bueno y lleva sombrero de paja trenzada y sostiene con sus labios una hebra de trigo o un junquillo. (¡Qué pasa!, ayer estuve leyendo en el Oeste-Celeste y nos fuimos a beber y hoy tengo un poco de resaca y me sale la vena zoofílica...).
Bueno, yo iba a hablar de Óscar. En fin que ahí estaba Óscar con Carlos Salem, Marcus Versus (editor), Isabel García Mellado y Óscar Martín Centeno, un chico que parece sacado de una película francesa de los años 60. Solo le faltaba rodearse por Catherine Deneuve y Brigitte Bardot, y que ellas sean extremadamente jovencitas. Isabel y Óscar M. Centeno presentaban sendas editoriales y me pregunto yo, como se preguntaba Hölderlin allá por el siglo XVIII si en tiempos de miseria surgen los poetas. Ahora, en el siglo XXI, surgen editoriales. Pues ahí es encontraban todos sentaditos ante una mesa. Resultó gracioso que Óscar leyera, para empezar, un par de hojas comentando los comentarios (valga la redundancia) que se le habían hecho a raíz de sus anteriores presentaciones, de sus recitales anteriores. De que si hace chistes en sus lecturas y cuenta historietas que no tienen nada que ver con los poemas que lee, que si mueve o no compulsivamente la pierna o habla de su pilila, que si la abuela fuma... Mojigatos. Si queréis saber lo que pienso al respecto es que el poeta no debería leer sus poemas, tiene bastante con escribirlos. Ya lo decía Marina Tsvetaeva en Indicios Terrestres. Pero por otra parte y en lo que afecta a mí y a mi insoslayable espíritu de contradicción: necesito escuchar a los poetas, me encantan los recitales donde leen los poetas sus poemas. Hay que estar por encima de las chorradas de los poetas si la poesía es buena; es decir, si te gustan los poemas que le jodan al poeta. Es una cuestión de supervivencia... y lo de pilila lo digo yo porque ya no se dice y es muy infantil y os jode ¿o no? Pues dicho lo cual, comenzó con lo que interesa, sus poemas, (a mí me gustan sus chorradas, qué se le va a hacer si nací en un pueblo castellano) y esta vez entre poema y poema hablaba de la absenta (tiene que ver) o de que quiero otro gin tonic o se reía y se le iba un poco la bola pero con cabeza... Al final, besos abrazos y coñas y vinos y dos tontos que probaron mantener una caña sobre una bufanda que pendía atada del cuello de cada uno.
Hubo al día siguiente Refléx-iones Rock. Primero en el Pipo. Y al siguiente, también. En el Oeste-Celeste, Bolo me dijo a mitad de recital que él escribía como le salía de las patillas y que yo era muy académico: principio, nudo y desenlace (También se merece un análisis muy pormenorizado lo siguiente ¿Por qué se abandona todo ritmo en la poesía española y se escribe como si estuviéramos traduciendo? Esto último, por cierto, no hace referencia a la poesía de Bolo) Yo le contesté a la vuelta que no pensaba leer el poema dedicado a Nick Drake. Por otra parte, Bolo que no se consideraba poeta reconoció que era un poeta cobarde. Ya está todo dicho. Ha ingresado en el sindiós de los poetas ante la desgracia de la inexistencia de un dios que ponga firmes todo esto, como diría Nietzsche...
Pero no os voy a contar mi vida.

(En la foto aparece Óscar Aguado con el gato de E. A. Poe, aunque más parece un "gatico". No tengo ni idea de quién es la foto. Me disculpen)

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