sábado, marzo 19, 2011

Stefan Zweig, El mundo de ayer I

Y al acabar este libro que habría de ser prohibido rigurosamente en tiempo de guerra, o en tiempo en el que se presupondría una guerra como la que sucedió hace unos años aunque no nos afectara directamente,
me doy cuenta de lo de siempre, no es nuevo: el gran paralelismo con el nuestro. Un clásico es un clásico por algo, que ya lo decía Italo Calvino.
Este es un libro escrito por un judío cosmopolita, muy viajado, pacifista a ultranza (sobre todo por la ridícula y manifiesta estupidez e ignorancia de los belicistas, por la nula o manipulada información de los periódicos -con lo que aventura lo que sucedió de forma manifiesta en el siglo XX en los mass media y lo que, por supuesto, acontece ahora- y cómo la masa se deja traer y llevar azuzado su odio y su enfrentamiento con el otro allende al frontera aunque bien es cierto que es igual que nosotros, que come, caga y mira como nosotros, y se duele y padece y todo eso. Y lo más terrible como unos pocos son capaces de sacar de quicio a unos muchos. De todo eso se dejarán hablar estas imágenes preñadas de palabras que iré dejando a partir de ahora.)

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