Poemas de la marihuana
El Poeta
Al recoveco que alcanza el río
nunca podrás llegar.
Escucharte como si cayeras
en lo más hondo del profundo mar
y emitir el quejido del Todo.
* * *
Por desgracia (¿por desgracia?) hay poemas que sólo
Aciertan a quien los escribe.
* * *
Homeless Child, de Ben Harper.
(Las dos frases pertenecen a mi amigo Quini).
¿Si soy un homeless
porque no puedo ser un hapiness?
Los poemas de la marihuana surgen en la experiencia que tuve ayer, viernes por la noche, con ella. La maría, aparte de procurarme un momento bueno para escribir, me calmó un pinchazo continuo e intermitente en el oído. Tengo que agradecerle a P. el que me la proporcionara.
Hacía tiempo que no escribía tantos poemas seguidos -estos no son todos-. Lo curioso de esto es, como ya advertía, por ejemplo, Baudelaire, y luego recogió Benjamin, que las drogas llegan a establecer una conexión muy particular con el interior. Sólo, tras los efectos, se ha de comprobar si lo hecho merece la pena o en cambio es una basurilla mentirosa y llena de ruidos sin orden y con demasiado desconcierto.
Pues eso.
2 comentarios:
Vaya: estuve buscando por aquí tus palabras, y he de agradecerle a la maría que te devolviera ¿de dónde? Bueno, supongo que algunas veces sucede así. Las cosas empiezan donde no sabes y terminan donde sabes. (Es del comienzo de "La ciudad de los cazadores tímidos" de Tom Spanbauer. De lo mejor que he tenido la suerte de leer) Un abrazo.
¿De dónde?
De ponerme cinta carrocera en las meninges cuando se escapan ciertos ruidos de mi cabeza... luego se pudren y como el queso puede o bien estropearse, o bien hacer, por ejemplo, uno de los buenos.
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