lunes, julio 30, 2007





Ayer se celebró -porque es para celebrar- otro Tren Vertical con la presencia y lectura de Jesús Malia y su poemario La cinta de Möbius. Poeta y matemático, Malia también leyó textos inéditos -espero que por poco tiempo-.
Antes del inicio de su lectura di a conocer la revista Vacaciones en Polonia, editada en Lavapiés por una gente que se lanza al barro por tercera vez (a mí ya me salpicaron) con un número dedicado al suicidio, incluyéndose en la misma una "suicipedia" o la recopilación de más de 300 entradas de artistas que se mataron por su propia mano, amén de un artículo sobre los suicidas del Viaducto o la carta de José María Parreño a Víctor Mira, Maiakovski, Gerashim Luca, Justo Alejom y un largo etcétera de jugosos artículos sin excesivo morbo, a contracorriente de la Época del Tomate. Bueno, de esto ya he hablado anteriormente. Esto le sirvió al propio Malia para empezar con su Libro de los Muertos, aún inédito.
Los poemas de Malia contienen también cierta carga de crítica social, pero con gran dosis de análisis y con una observación muy personal -también a través de un otro- y enormemente rica como es en el caso del yonki que mientras se chuta sobre el banco de un parque observa a través del "cristal" de sus ojos a unos niños jugando. Recuerdos, por tanto, de un niño en Barbate y con los que juega Jesús para componer, descifrar o acercarse al otro. He de señalar que la falta de acentos es absoluta en este libro. No sé si tal cosa tiene algo que ver con Möbius, o esto es predeterminado -así lo parece porque es extraordinariamente rigurosa la ausencia de tal ellemento ortográfico- o el propio título está mal escrito o si realmente lo que se ha pasado por encima o se ha descuidado la labor de edición, pero bien merece Malia -si no es broma, intención malevolilla o "vetetuasaber"-más atención en este caso concreto.
En fin, tecnicismos importantes -y necesarios- aparte, Malia es un matemático y poeta que aporta, con enorme trabajo y agudeza, gran riqueza al proceloso mundo de la poesía. Un lujo haberle tenido en el Tren que se despide hasta septiembre, aún sin concretar "lupoet" que vendrá.

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