Zbigniew Herbert, Fernando Merlo y G. K. Chesterton en mi día del libro.
Herbert es polaco y sufrió la invasión nazi. Herbert es uno de los mejores poetas de Polonia, por encima incluso de Milosz, no lo digo yo, lo dice el propio Milosz en la primera página. Herbert es reconocido como el mejor poeta por Janus, amigo de La Aguja, también polaco, "en los 14 años que llevo en España eres tú la primera persona que me habla de Herbert", me dijo. A Herbert le conozco gracias a que me lo mostró Jaime, mi amigo y librero que curra en La Central. Gracias, tío. Ha sido un placer haber leído a Herbert y descubrir cómo con inteligencia, fina ironía y una grandiosa visión de mundo se puede desarmar lo que Adorno pensaba ya inabordable.

Una forma de pedir perdón. Una manera de recomendar a un poeta que murió, por y debido a la puta droga en los años ochenta. Una forma también de recordar a aquellos que, con su mente lúcida y su enajenamiento de todos los sentidos como predicaba Rimbaud, han llegado a lo más alto y a lo más bajo, pero nos han mostrado un mundo nuevo, experiencias, sensaciones, universos y visiones difíciles de alcanzar... nos han descrito la destrucción de un yonqui en
el soneto A sus venas, de una enorme belleza. He vuelto a leerte Merlo después de que te descubriera hace ya 10 diez. Y ahora por la edición del Centro Cultural de la Generación del 27, de Málaga, te vuelvo a leer mucho más intenso, real, descarnado, vivo y fulgurante. Un gran trabajo de sus familiares y herederos. Gracias por este libro.

Para terminar, un libro para los que amen el suspense con grandes dosis de inteligencia y humor, con enorme crítica al establishment, para todos aquellos que quieran acabar con el sistema capitalista de una manera sutil, bien planteada. Un manual para la supervivencia para aquellos que lo tienen todo y noo saben cómo empezar. Sí, estoy dando demasiadas esperanzas. Léanlo y se darán cuenta que
El hombre que fue Jueves tan solo se encontraba en el medio de la gran trama de un verdero complot: el complot de desmontar con astucia a los que nos quieren seguir mangoneando.
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