martes, junio 09, 2009

René Descartes, Las Pasiones del Alma
[Otro con alma de poeta]

Art. 102.
El movimiento de la sangre y de los espíritus en el amor.


Estas observaciones, y otras varias que serán demasiado largas de escribir, me han dado motivo para juzgar que, cuando el entendimiento se figura algún objeto de amor, la impresión que este pensamiento causa en el cerebro conduce los espíritus animales, a través de los nervios del sexto par, hacia los músculos que hay en torno de los intestinos y del estómago, de la manera necesaria para que el jugo de los alimentos, que se convierte en sangre nueva, pase rápidamente al corazón sin detenerse en el hígado, y que, impulsada con mas fuerza que la que está en las demás partes del cuerpo, entre más abundante en el corazón y produzca en él un calor más intenso, debido a que esta sangre es más fuerte que la que se ha rarificado varias veces al pasar y tornar a pasar por el corazón; lo cual hace que este envíe también espíritus al cerebro, cuyas partes son mas gruesas y más movidas que de costumbre; y estos espíritus, fortaleciendo la impresión producida por el primer pensamiento del objeto amable, obligan al alma a detenerse en este pensamiento; y en esto consiste la pasión del amor.

Art. 123. Porqué la tristeza no produce desmayo.

Parece que una gran tristeza que sobreviene inopinadamente debiera contraer los orificios del corazón de tal modo que pudiera también apagar su fuego; pero no se observa que ocurra así, o, si ocurre, es muy raramente; yo creo que esto se debe a que difícilmente puede haber en el corazón tan poca sangre que no baste para mantener el calor en él cuando sus orificios están casi cerrados.

(Extraído de: www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_adicional/obligatorias/034_historia_2/textos/pasiones.doc)

Con todo lo que es en su Discurso del método, René aquí la flipa pero bien. De los espíritus ya hablaba Garcilaso de la Vega 100 años antes. Muy poético, pero ¿plagio? o simplemente paso de un vaso comunicante a otro, temporal y fecundo igualmente. Lo que quiero decir es que menuda historia se monta Descartes con las pasiones del alma... vamos, digo yo.
Me quedo con que el cerebro es el elemento más cuántico que tenemos y que forma parte de nuestro ser, a pesar de las cuestiones químicas y los experimentos con ratones y ADN con spins que revolotean a su bola como electrones sin cencerro alrededor de las pesadas moléculas que miran cómo pasa el tren -otro componente más y celular.
Pienso si dentro de 400 años alguien se tomará a Punset o a Witgenstein como (perdonen la comparación, y, por supuesto, la soberbia) me tomo yo hoy a Descartes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Puede que en un futuro a los hijos de los hijos de nuestros hijos les parezcan absurdas las teorías de Punset y de otros nuestros contemporáneos como a nosotros las de Descartes y se rían, pero le aseguro que si eso llegara a suceder, Descartes se levantará de su tumba recordando su pensamiento sobre seres defectuosos intelectualmente y cual genio maligno volverá a morirse de la risa. Descartes influyó y sigue influyendo en los grandes filósofos modernos, no es erróneo su pensamiento es el paso del tiempo el que lo ha sacado de su contexto, puede que el tiempo nos quite la razón ¿no?.
besos.cuidate