lunes, julio 27, 2009

Miles Davis, por Quincey Troupe

Qué, ¿que no tenéis qué leer este verano...? Joder, ¿os habéis quedado sin ideas y con mucho tiempo libre y sois un poco perretes para ir a cualquier sitio y preguntar, o tenéis una pila de libros y os cuesta decidiros por alguno? ¡Pues iros a drogaros al parque! ¿Qué no tenéis ni pa drogas ni pá ná? Bueno, yo no le voy a solucionar la vida a nadie pero si os gusta la música, el jazz y Miles Davis aquí tenéis una biografía que se lee muy bien y además nos cuenta las grandezas y las miserias de uno de los mejores; es decir, Miles era un hombre, y uno de los más grandes que han estado por aquí.
El libro está muy bien hecho (ya digo que se lee bien) por un poeta neoyorquino llamado Quincey Troupe, un tío que parece muy majo a pesar de los desplantes y las salidas de tono que le hacía Miles cuando le conoció porque el tipo se las traía, me refiero a Miles, "que ¿qué quieres, cabronazo?, apártate de aquí si no quieres que te eche a patadas, ¿o no ves que estoy bebiendo y no quiero aguantar tus gilipolleces...?" Sí, Miles quería y guardaba su espacio. Vamos que se las traía el menda.
Quincey habla de los discos de Miles, de cómo poco a poco le fue conociendo, de sus desvaríos con las drogas y el sexo; de la pintura (mala, por cierto, según la mujer de Quincey de Miles), de su honestidad, de sus cuelgues y sus vacíos creativos, de su Ferrari, de que era un negro y que tenía que pasarse la vida defendiéndose y atacando, de la maravillosa e increíble facilidad y difícil sencillez para crear por ósmosis, por talento, por oído, por gracia, de cómo no se detenía un ápice en innovar porque odiaba todo lo hecho ya, el quedar bonito, el agradar por agradar, es decir, un artista del hambre de seguir creando... ¡Qué de eso se trata!
La verdad es que cuando lo leía sentía como un ligero cosquilleo de malahostia creativa y a la vez de brasa... vamos, esa sensación de que vas entrando en la vida de un tipo y aunque no compartas determinadas historias te hace pensar, te embarga la sensación de hostias, ¡la puta vida!, ¡me la como a cachos!
"Miles, Miles" que decían los Esclarecidos.

(El libro está publicado en la editorial Circe, en 2001. Y no sé qué precio tiene porque me lo he pillado en la biblioteca de mi barrio)

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