sábado, agosto 21, 2010

Mi madre paranoica

Mi madre cree que el kebab de abajo es una tapadera. Me dice que si he visto a alguien comprando o comiendo allí. No le digo nada y ella me responde con una mirada fija dándome a entender que quien calla, otorga.
Días atrás me contó que un negro que vendía bolsos en la calle la siguió. Después de que mi madre le hiciera una pregunta inocente sobre una serpiente de plástico que a mi madre le pareció muy real, el negro recogió la serpiente y todo aquello que tenía sobre la sábana-manta de cuatro cuerdas que son dos y la siguió. O eso entendió ella hasta que lo perdió de vista. Mamá... ¿Qué?, Estás paranoica. Estuvo un buen rato detrás de mí. Vaya. contesto. Pero bueno, hijo, ¿otra vez dudas de tu madre?
Hace años me confesó que le había dado por pensar que la vigilaban. Creía que se encontraba a personas, objetos o situaciones que le colocaban delante poco antes de haberlas imaginado. Alguien, no sé, alguien tenía que hacerlo. Es decir, la espiaban pero eran tan burdos en sus maneras que propiciaban una inmediata causa-efecto; quiero decir, mi madre se daba cuenta al instante. Era gracioso que me contase aquello con todo lujo de detalles. Poco tiempo después apareció El Show de Truman y me hizo mucha gracia reconocer a mi madre en aquel papel.
Ahora estamos hablando como cada tarde de martes en el salón de su casa pues vengo a vistarla con cierta regularidad. Por fin me suena el móvil con el último y estúpido politono del mercado. Está bien, así es, perfecto, sí, habéis hecho un trabajo perfecto. Y cuelgo. Por fin me he librado de esta señora que dice que es mi madre.