Michel Foucault, Discurso y verdad en la antigua Grecia
En este libro, M. Foucault, estudia la sociedad de la antigua Grecia desde el punto de vista de la verdad o la franqueza para con uno mismo y con los demás, y de posibilitarla, de desarrollar un discurso que, amén de lo que pueda significar para el otro, sea origen y motivo de una discusión posterior, si la hubiera, o de una catarsis o proceso por el cual se remuevan hasta los higadillos. Porque en este acto de franqueza, llamado parresía, término acuñado en la Grecia antigua, hay una notable exigencia de búsqueda desde la inocencia o ingenuidad "desde abajo"; es decir, la persona que lleva a cabo el discurso, o parresiastés, ha de ser una persona inferior o de igual nivel social a los que le escuchan, ya que, en caso contrario, no se produciría en toda su esencia al suponerse coartada la libertad de los oyentes.
¿Y por qué traigo este libro aquí? Es obvio. Primero, porque Foucault me gusta desde su Historia de la locura, su tratamiento de la sociedad y el individuo, su crítica al sistema del miedo, su análisis en la transformación del castigo, la cárcel y su tiempo en Vigilar y castigar... Y segundo, porque deberíamos ejercitar un poco más la franqueza y la exigencia con nosotros mismos y nuestro papel en la sociedad, ser más críticos con quien nos gobierna o dice gobernar, intentar ser más conscientes de quién o quiénes es el que decide y el porqué de ello y no quedarnos en vulgares y sobadísimos eslóganes, aparte de las proclamas de cualquier bobo de feria... pensar desde nosotros mismos. Un poco de silencio a nuestro alrededor, concentración y comprobaremos cómo las cosas van fluyendo sin necesidad de personalizar.
Por otro lado, es un lujo o una gran suerte, por tanto, tener a un parresiastés como amigo ¿Y cómo se diferencia un parresiastés de un adulador? El adulador cambia de parecer como más le conviene y ante quien más le conviene, esto es obvio, por lo que siempre se acabará pillando los dedos. El parresiastés es implacable y nos dirá lo que realmente piensa de nosotros y el porqué de su pensamiento. No digo que dé en el clavo pero lo que nos dirá será lo que piense verdaderamente. Y nos hará daño o nos volverá del revés, pero por lo malo o por lo bueno intentará ser lo más certero posible. Y esto, ¿con qué se paga?
Foucault, por último, habla extensamente de los cínicos o "kynikos" (del griego kyon: "perro") o "de la secta del perro" o "perreros" por la capacidad de mostrar con valentía y seguridad su discurso ya que, por lo general, eran autosuficientes y gustaban de desprenderse de cuantas más cosas superfluas mejor, y si no lean La secta del perro, del catedrático de filosofía Carlos García Gual, o el libro de Sloterdjk, Crítica de la razón cínica. (Os aconsejo el primero: más sencillo, mucho más breve y más del rollo anecdotario... vamos, para empezar con el tema y la sabiduría cínica creo que es lo más apropiado, aunque no desdeñemos en absoluto, en la colección de la editorial Folio, Vida de los filósofos más ilustres.
Y para acabar con la síntesis de este libro, decir que mi querido amigo Sergio Cruz y sus discursos es lo más parecido a la parresía que he visto en público. He dicho.
2 comentarios:
que cosas, no has dicho que este libro sobre la parresía está prologado por el ministro de la cosa educativa, parece muy interesante!!!
Pues querido anónimo: caí en la cuenta pero luego no me acordé de tal detalle. Gracias por su comentario.
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