Revista de loquemesaleamí
Escribir es una peste.
Un vastísimo refugio
para mis tormentas diminutas
lunes, octubre 03, 2011
Atardecer en el Templo de Debod
Al ocultarse, se oyen los aplausos.
Cuando se detiene la fuente
el templo se ve reflejado en el agua.
Aquel muchacho se ha teñido el pelo de rubio
y la muchacha no sabe cruzar las piernas
al sentarse en el pretil de piedra.
Zona WIFI.
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