Siempre me ha gustado decir "el último tal, el último cual" (también siempre he pensado que es una gilipollez) pero esta vez creo que
Gonzalo es el último bohemio de Lavapiés (que abandona definitivamente este manicomio) y de cualquier parte, porque así vivió Gonzalo a quien tuve el gustazo de conocerle en la sala Artépolis, gracias a Chema, lugar en el que Inés le adoptó como padre, y con quien hablé de Ramón Sender pues fue su profesor en Alburquerque (México) en los años 50 del pasado siglo o nos leyó sus poemas socarrones, vitales, llenos de un Quevedo del siglo XXI, o hablamos, por supuesto, también en el bar Malatesta, de poesía, de vida y de novelas, mejores y peores, de Camarón de quien fue compañero de correrías en el Candela o de sus recuerdos muy de niñez cuando su padre les llevó al exilio a Portugal donde creo que me dijo que recordaba una ventana, claridad... en fin, aquí mi homenaje a este grande. Un abrazo.
(La imagen de
La voz de Galicia, AQUÍ)
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