martes, mayo 06, 2014

Cuadernos del Matemático, número 51-52

Recibo un nuevo número de Cuadernos del Matemático y ya son 25 años tranquilamente realizando un número tras otro. Se dice pronto. Lo que es una vida.
En la cubierta, la cabeza desnuda de un muñeco, obra de Antonio López, el pintor de cámara del rey. El hombre del realismo español, al que llaman "hiperrealismo", con quien hizo película el gran Víctor Erice, El sol del membrillo. Película-mirada, que digo. Ahora Francisco Rivera, un amigo, se ha encargado de traer esta cubierta, de conseguirla, de hablar con Antonio López y dejarla ahí, por los años y los años. La tradición de las portadas continua. La gran e indiscutible tradición, por cierto. Pero, fijáos, sólo estoy hablando de la portada y ya es un rato. Un rato bueno. La portada y su tiempo extemporáneo: de un tiempo años 50, o eso creo, parece. Ligeramente tallada con el color de lo que eternamente se desprende. (Sin ánimo de crítico ni de juez.)
Voy a disfrutarla, ¿la portada? Sí, la revista. La revista, bien vertebrada de ensayo, relato y poesía. Poesía en la que, como siempre añado, proviene del más novel poeta a la vaca sagrada o al clásico entre los clásicos como es el caso de la perturbadora E. Dickinson. Es tiempo de disfrutar de nuevo con la literatura. Es tiempo de saber que la creación es aún libre en este recóndito y hermoso lugar.
No se paren aquí. Manden sus escritos. Ezequías y su banda siempre están ávidos de nuevas protestas y propuestas. Es demasiado joven, y siempre da vida. Son así. Gracias, de corazón.

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