viernes, enero 16, 2015

Caute!, que decía el bueno de Spinoza, Caute!


Yo quería decirle unas cosas a nuestro representante de Dios en la Tierra,
a nuestro representante de los católicos, ya sea por exceso / ya sea por defecto,
es decir al al Papa Francisco que se dice Pope por sus últimas palabras referidas
a Charlie Hebdo asesinado unas cuantas veces.
Quería decirle que qué fe es esa que no aguanta una broma
que no aguanta una burla, que qué fe es esa que impone al otro que no la tiene
lo que tiene o no tiene que hacer
(desgraciado el otro que no la tiene, ¡pobre!, no sabe lo que se pierde)
el que no represente a su ídolo convenientemente
o que no pueda mostrar su cuerpo desnudo ante el lugar donde realizan sus ritos
(uno no invita a su casa a cualquiera, eso lo admito),
que qué fe es esa que al final termina en cierto corporativismo
(¡no faltes el respeto a mi colega de fatigas,
al que lleva una cruz, una media luna o simplemente habla de libros sagrados escritos por tantos y tantos bien iluminados poetas o profetas y que nadie se equivoca
y que refleje fielmente lo que debe escribir!).
Creo que no entienden como yo entiendo eso de la fe mueve montañas,
creo que no entienden como yo entiendo que la fe no es una opinión,
es cuestión de fe,
tan de fe que es como una coraza que te hiciera invulnerable ante cualquier circunstancia terrenal
e incluso divina (¡pobre Job!, ¿lo recordáis?),
ante cualquier león de circo romano o de ángelcristo entertainment,
ante cualquier Diluvio que por cierto se representa en más de un 90% de religiones,
¡aguantad por tanto vuestro propio diluvio, gentes de fe, preciado tesoro que tenéis
aquellos que realmente la tenéis!
La fe no es una cuestión que debáis exportar, ni comprar ni vender,
la fe no es un producto de ocasión, la fe no entiende de presente ni futuro,
la fe no es corporativismo mezclado de comprensión, micrófono y avión en las alturas,
la fe es la fe, no sé si me entendéis... será cuestión de fe.
Soy el menos indicado para hablar de todo esto, lo sé,
pero quería hablaros de todo esto antes de que continuéis siendo utilizados
por ciertos personajes oscuros que tienen la destructiva convicción
de llegar a la inmortalidad en este valle de lágrimas,
de conevrtirse en dioses siendo hombres y mujeres,
de ser más que nadie a pesar de todo y de cualquiera,
y que solo desean eso. Y les gusta jugar, y no sé si existen o es que...
a mí me gusta beber y soñar como Omar Jhayyam
(claro que era un místico, claro que era del Islam, claro que le gustaba el vino,
claro que la vida era todo lo que tenía, claro que bebía, claro que...).

PAZ

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