A Lavapiés la grande
El motero marihuanero
que a su moto le ha metido
bicombustible para funcionar.
La partida de cartas
en la plaza
mientras las gentes se
des-plazan,
y el aviso
del camión de la basura
de la marcha atrás.
El bangla que
de la noche del brazo
acompaña
a los últimos cerveza-amigo.
El que sólo mira por beber.
La guitarra se escucha al fondo:
un roto la luna
llena
me ha hecho en este
haiku-corazón.
La farola,
la caída de las aguas,
la vida se derrama por doquier.
* * *
Trenes rigurosamente abandonados
Me pregunto cuál es la noble tristeza
de los vagones aparcados
en andenes sin uso a las afueras
de la gran ciudad
un sábado a mediodía
de regreso a casa
-eso pienso.
(Andenes fantasma construidos sólo para el abandono.
Qué nuevo ángulo descubre en un viaje detenido
el espectro atemporal que allí habita)
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