Leo el discurso de Bob Dylan y me quedo con esa frase que
hace referencia a Shakespeare en la que nos interroga sobre qué es literatura.
Imagino a Shakespeare asediado por determinadas personas que le increpan por
alejarse de los cánones de aquel tiempo sobre lo qué es o no es teatro, y qué
forma parte de lo que es literatura o no en aquel tiempo y aquel lugar. Cuando
se estudia historia de la literatura se percata uno de que los cánones se
transforman constantemente formando parte de un todo que integra el “movimiento”
de la sociedad.
Ahora se da un debate parecido sobre el humor negro en este
país que resulta a ser una involución. Faemino zanja la cuestión, o lo intenta, con lo que podría
ser un “chiste malo”. Lo curioso es que cuanto más se producen determinados
contenidos, más contundentemente se prohíben. Recuerdo la primera guerra del
Golfo cuando prohibieron en las emisoras de Reino Unido (si mal no recuerdo)
canciones como el Imagine de Lennon. ¿El
amor y el humor transgresivo deben desaparecer cuando realmente se necesitan? Los derechos humanos, también. Es decir, todos somos chupi-guai
cuando el problema no está encima. ¿Es fácil pensar con los pies encima de la
mesa cuando no están bombardeando tu salón? Los derechos humanos, las
revoluciones de finales del siglo 18 y del siglo 19 se produjeron porque había
tanta desigualdad que a los miserables les daba igual morir de hambre que morir
matando. Y me refiero a los “miserables” de Víctor Hugot,que así es como lo llamaba madame
Rimbaud. El poeta se encaminó a la Comuna después de la lectura.
(Comienzo
hablando de Bob Dylan y acabo con la Comuna de París, si lo veo no lo creo… en
este caso, lo escribo).
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