domingo, noviembre 05, 2017

Estábamos a la luz de una hoguera unos amigos rozando nuestras canciones en cada uno de nosotros, Y cada uno lanzaba sus anzuelos azules como pequeños ojos que palpitaran en la vete-tú-a-saber.
La tierra parecía un buen asiento. Eran las acampadas de los amigos con porros y disfrute como niños que aún queríamos seguir siendo.
Había incluso perdido mi nombre pero todos sentíamos un aliento.

Y las estrellas comenzaron a palpitar, audaces. Y nadie se quejó.

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