lunes, junio 10, 2019

Talento

No soy lo suficientemente cultivado
para atravesar con facilidad
la membrana del talento.

Talento duerme a mis pies.
Duerme en cada uno de nosotros,
un sueño más o menos profundo,
e incluso duerme cuando está muerta.
Pero talento no sueña,
ni espera,
no aguarda señal.
Le gustan los campos que recién se cultivan,
los amaneceres que rodean y cubren las frías montañas,
la luz nueva de la mañana que como agua sin manos
nombra cada cosa en cada paso,
extender una brillante sábana
al ritmo del instante glorioso
por la cama recién desperezada.

¿Sabéis acaso que Talento se deja dominar siempre
por Impaciencia y Distracción?
Sus dos mejores e inseparables amigas.
Talento es una persona dura y amarga.
Nadie desea compartir con ella, salvo estas dos
que, no se sabe bien por qué,
consiguen participar casi siempre en sus inanes juegos.

Talento ha llegado en ocasiones a negar su propia existencia,
lo que por otra parte no sería muy extraño.
Talento no trabaja, pero continuamente aguarda una chispa en el aire
un olor inédito o fragancia distinta. Recorrer el lugar
con el nuevo oro, el grandioso chasquido.

Talento, bella persona pero delirante y asustadiza como pocas.
De la que tantos hablan sin saber si existe,
tal vez se trate de un eco profundo
en la materia de las cosas.
Su corazón,
el latido de las sienes.

En lo más íntimo, los seres
la diseñan en sus conversaciones,
reafirman en sus historias
y la dan como existente.

Talento, en silencio.
Talento, escucha.
Talento, duerme.
Talento, despierta,
lléname de luz.

Talento. Con sus alas roídas
por la Envidia
y la Frustración.

Talento, despierta.
Talento, duerme.
Talento, escucha.

Talento, late.

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