sábado, octubre 19, 2024

Cuando chocaban las materias y vomitaban las tierras.

No podemos decir por qué está ganando la violencia por goleada. 

Yo sí. Tengo el dibujo perfecto y bello del horror. La satisfacción del crimen. La espeleología del dolor. Como una piedra que desea que la quiebren. Como una nube que sabe que va a desparecer. Como un cuerpo que desearía permanecer en la supuración. Como una masa celeste que durante millones de años siente los estertores del parto hacia la nada. Provenimos del ahogo de la estrella y el supurar de las tierras, de la abrasión de la materia y de las sustancias, la quejumbre eterna, la disociación y el trauma. Por esto y por ello sabemos que durante miles de millones de años acumulamos en nuestro interior la perfidia y la vanagloria. Nuestros antepasados se devoraron entre ellos... ¿qué nos queda? Comprensión pero ante todo la fuerza para saber que en la culminación somos nuestro único proyecto. El saber que ahora es el delicado camino hacia la armonía. ¿Como la filigrana inexpresable que nos sustenta? 

Hace eones, cuando chocaban las materias y vomitaban las tierras. Cuando el espacio consistía en lo inimaginable. 

"Hay golpes en la vida, yo no sé", que decía César Vallejo, por lo que fue este el principio de su hablar. El poeta no debería dejar de cantar ante el horror. Ni ante el ángel del exterminio, como Paul Klee. Ni siquiera ante el abuso del poder, o la "fantasmalidad" del mismo, como nos demostró el propio Kafka. ¡Tenemos a nuestros abuelitos ahí señalados para que no nos arredremos, ni nos sintamos vacíos, ni consternados, ni siquiera atraídos por el abismo y por ello silenciados... !

¡Pum, pim, plak!, no nos dejemos vencer. Nuestro músculo es la interminable luz en medio de la agotadora oscuridad. 

El Poder ha sido siempre un dibujo efímero y vasto que ha intentado siempre deslumbrarnos con su chisporroteo criminal y horrendo, pero de "De un Lloyd George de Babilonia / la historia no dice nada. / Del Briand de Asiria o Egipto, / del Trotsky de una colonia / griega o romana, olvidada, / queda, muerto, un nombre escrito. // Sólo un poeta, o un loco / que amaba filosofar, / o un geómetra maduro, / sobreviven a lo poco / de ese pasado que, oscuro, / ya no se puede historiar.", así dijo Fernando Pessoa.

 Sin fin, sin fin. El fin lo desean ellos, pero este es tan solo un principio más.

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