lunes, noviembre 02, 2009



El Pez Místico, Nuria Ruiz de Viñaspre & Vago, de Bilillo

El viernes acudí al recital de Nuria Ruiz de Viñaspre para volver a encontrarme con su pez místico. Se convierte en un verdadero placer el poder contar con ella, en ofrecerse para leer su libro, a pesar de su ir y venir -hacía poco Nuria había estado en Valladolid presentándolo-, y con su voz, en este caso en el Ven y Vino organizado por el colectivo Yeah! y dirigido por la generosísima Yolanda Pérez Herreras.
Además se curró la proyección de un vídeo de Pipilotti Rist, video-artista suiza que acompañaba a sus palabras. Pero en este caso preferí centrarme en los versos, en la lectura -mis disculpas pero es lo que necesitaba. Sí, y disfruté del nuevo simbolismo del pez, del agua como aire que guarda los peces, seres-peces, humanidad en agua, lucha social... (alejado completamente del simbolismo histórico, del pez como símbolo cristiano) pues nos habla de un ser ¿aún más individual? ¿más enclaustrado? ¿solipsista? ¿ignorante de todo ante todos? Elementalmente frágil en mitad del mundo, del fuego o de la ruina con toda su belleza iridiscente, con su baile continuo en el agua, ¿que transmite humanidad o cierta empatía natural?... La capacidad para crear en el propio lector, en este caso el oyente, mi caso, diversas lecturas es riquísima y "desbordante". No se queda, en absoluto, en una sola lectura, a pesar de su aparente cotidianeidad pues trasciende con esta revisión del pez como símbolo.
Y en la noche del sábado volví a ver a Bilillo y es que me encantan sus canciones frescas, irónicas y con una alegría que entronca perfectamente con temas, con los Temas de la vida y de la Muerte. Con esos chispazos de enormes frases, con ese lirismo propio de un poeta que como ya decía aquí hace unos días lo es pero con una guitarra y habiéndose comido y bebido la vida que le toca, creando así sus propias historias en la taberna o en la consulta de un psiquiatra que ve areder los cueros de su sillón... En su elemental y hermoso, brillante elogio de la pereza en este mundo en el que incluso los mendigos avanzan ráìdamente por las calle como si se burlasen del caos, de la vanidad de la prisa, de la desgracia de la codicia... Es, sin cursilerías ni ritmos sobados, un punto de auténtico músico que sabe de su propia trayectoria y cuáles son sus maestros.

Bueno, esta es una pequeña, mínima reflexión generada para dar las gracias a ambos por el buen rato, productivo ¡qué se le va a hacer!

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