miércoles, diciembre 16, 2009

Miguel

Mi profe de Lengua en el instituto, además de que fuera unos cuantos años director del mismo, nos dijo desde el primer día que se llamaba Miguel y que además escribía poesía.
Un buen día apartó las mesas e hizo un hueco en el centro del aula.
Nos sentamos en el suelo unos cuantos haciendo un corro. Nos cogimos de las manos y nos preguntó, después de que nos dijera que cerrásemos los ojos, qué sentíamos, qué era lo que decían nuestras manos.
Sentí pequeñas palpitaciones pero no eran metáforas. Sentí cómo le corría la sangre a mi compañera por el interior de sus manos... pero no encontré ninguna metáfora. Ni siquiera una jodida imagen con la que describir todo aquello. Ninguno de nosotros le dijimos nada. Todos nos callamos. Él esperaba en su mesa con un papel y un bolígrafo. Esperaba nuestras impresiones. En vano.
Meses después me acusó de apoyar la planta de mi zapatilla sobre una de las paredes recién pintadas. Me hizo limpiar el pasillo.
Ahora me entero de que era el Capitán Beefheart. Un tipo bastante excéntrico que montó en EE.UU. un grupo que fue uno de los más importantes en el mundo de la psicodelia rock.
No sé cómo acabó de director en un instituto de Madrid frente a la Casa de Campo. Es un enigma.
Además, nunca se puso un sombrero delante de nosotros.

4 comentarios:

Angel dijo...

que bueno no alf

alf ölson dijo...

Tiene su aquel

uminuscula dijo...

qué fort

alf ölson dijo...

molt fort, xiqueta