martes, junio 14, 2011

Subiendo por la calle Ave María una tarde de domingo...

...encontré justamente este tema adaptándose a cada paso, todo parecía marcar su secreta correspondencia. La gente, las terrazas, el saludo a un amigo, esquivar a un grupo de personas que descienden, aquel perro cruzando la calzada, el viejo que sale del bar más oscuro de la tierra mientras fuera nunca termina de aterrizar el sol más sofocante, ni una sola nube en el horizonte, las mujeres del sari que no parecen tocar la acera, buhardillas y cornisas, la ropa de (c)olores vivos que cuelga, que se agita en una tienda o en los balcones, los carteles con sus cláxones, los buzones de correos, el resplandor que asegura la tarde de reflejos, unos tipos que conversan en un banco y los críos que se arremolinan jugándos a perseguirse... no es que fuera exacto ni tampoco creo que el tema se adaptara a una caja concreta del recuerdo... no sé si subía, y si bajaba por qué lo hacía o adónde, a quién le importa todo aquello...

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