jueves, febrero 15, 2018

Tsutsui

Hace un par de días acabé de leer un libro que recomiendo por muchas razones. La primera porque me lo recomendó un buen amigo, la segunda porque es un libro que se incluye en el catálogo de la editorial Atalanta, o la editorial a la que podría denominar a riesgo de equivocarme, la continuación de Siruela, es decir, del editor Jacobo Fitz-James Stuart, de lo mejor en editoriales, con su fondo de ciencia, mitología, pensamiento..., y la tercera por su falta de complejos y su libertad, lo que incluye lo políticamente incorrecto en diversas facetas, como es Hombres salmonela en el planeta porno, de Yasutaka Tsutsui, o una recopilación de relatos ciertamente refrescantes sobre el erotismo, la condición humana ante el progreso desde este punto de vista, el peligro de la información al entrar en la esfera de lo privado, el absurdo y gregario acontecer que el ser humano ante ciertos hábitos o la desternillante historia del último fumador en Japón que ha de enfrentarse a las hordas prohibicionistas que quieren acabar con su vida sea como sea. Todos ellos reflejan lo que ahora se llaman distopías o mundos-rumbo-a-peor, que diría un Beckett, o un Pablo Cobollo, y no un estúpido emprendedor del corta y pega, pero, bueno, ya me estoy yendo del tema. En fin, ahí lo tienen, hagan caso. Ahora estoy con Nefando, una novela. 

Permítanme que les diga un seguidor de hace años de las historias de Shin-chan que podría interesarles descubrir, si no lo han hecho, of course, a este simpático y en ocasiones brutal autor, sin pelos ni matas púbicas en la boca. Qué rollo de vida.

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