Resumen de un fin de semana
Comió un potaje de bacalao exquisito.
Anduvo en una fiesta de deportistas.
Se bajó los pantalones en el garito.
Llamó beata, a voz en grito, a la punkarra
de la que pensaba que con ella existía ya cierta confianza.
Le dio todo el dinero a un tipo de la cunda
mientras este le decía, y lo abultaba a conciencia,
que tenía un cuchillo en la chaqueta;
después le intentó convencer de que no lo utilizara
contra el próximo que se cruzara en su camino.
Fue a la exposición de un amigo.
Contempló a un ser arrojado en una playa
agostada por el horror, la oscuridad, el agua sucia...
y dos ojos negros blancos que iluminan mi forma de ver el cuadro.
Observó el pánico de unos seres, en el extremo de la sima del miedo,
que contemplan cómo otros inician la ascensión hacia otro infierno.
La luna se cubre con un orzuelo
o el párpado de un animal inexistente,
mientras grita "¡Arrepentíos!".
Le enseñaron el Ateneo republicano de Vallekas,
y un garito con futbolín y pocas chicas.
Hablaron de los campos de Tinduf...
Volvió al barrio y el barman le contó lo de su gallada.
Percibió el perfume de una amiga
que desleía una chica muy hermosa.
Le preguntó cuál era y
ella le contestó si no le gustaba más su sonrisa.
"Sí, tu sonrisa,
y tus ojos y tu boca,
e incluso el corte de pelo que llevas...".
Musgo blanco.
Después se fue a su casa.
Se acostó pronto.
...y soñó con algo que nunca ocurrió
cuando era crío, con sus padres.
Domingo.
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