miércoles, abril 08, 2009

Corazón sincrónico

-Se ha cronificado…
-¿Perdón…?
-Digo que se ha cronificado… su corazón se ha cronificado…
-Pero…
El doctor me observa fijamente. Tiene unos enormes ojos que me transmiten sosiego pero a la vez pesadumbre y una gran tristeza. Cuando vuelve su cabeza hacia la pantalla de intensa luz blanca que soporta unas extrañas radiografías vuelve a repetir: “se ha cronificado”.
-Pero… ¿puede explicarme exactamente qué es eso?
-Sí, sí, claro. Es algo muy común en personas como usted… quiero decir en las personas que utilizan la creatividad, el intelecto para… ¿Me ha dicho que usted trabaja en…?
Le señalo con el dedo la profesión que han escrito sobre una diminuta hoja de una libreta junto con otros datos.
-Un corazón cronificado significa… intentaré ser lo más conciso y claro posible.
(Sus manos se recogen, se protegen, se aprietan, forman una pequeña cumbre con unos largos dedos a los lados)
-… que vive con la pulsación, con el latido de un corazón que no es suyo pero que siente que es suyo, es decir, suena un poco extraño… usted quiere, desea tanto, por decirlo de alguna manera, al otro corazón que ha tomado el ritmo… pero esto, como comprenderá es solo una metáfora… lo que quiero decirle…
-Lo que quiere decirme es que vivo en el latido de otra persona. Que existo gracias a que la otra persona existe, y que esto es un problema porque no soy dueño de mi propio corazón, sino que es otra persona quien realmente lo posee.
(Se hace un breve silencio. Durante unos segundos mantengo su mirada. Me doy cuenta de que sus ojos son de un color marino y a la vez con tonalidades verdosas y grises. Unos ojos profundos que desean mirar sin ser mirados)
-Debería haber venido antes a tratarse... en su caso, y tal como me ha contado parece un problema de obsesión-compulsión muy complejo pero habitual, una relación que no ha dejado terminar, con la que se ha fabricado una máscara, una máscara que le ha hecho más daño y además con un problema de, llamémoslo orgullo que le ha hecho más daño si cabe.
-¡Joder!, lo tengo todo, ¿verdad?
-Más o menos y cuanto más se obsesione más tardará en solventar el problema por lo que...
(Se levanta muy lentamente. De su mano surge un resplandeciente bisturí. Se acerca a mí. “No se preocupe, será cosa de unos minutos”. Sus ojos se transforman en una enorme tormenta, un mar encrespado y vibrante que es capaz de arrastrarme hasta el fondo o alzarme como un vulgar papelucho. El cielo desaparece en un gigantesco remolino. Las olas se transforman en montañas de espuma y la oscuridad comienza a ahogarme…)
De nuevo escucho sus palabras tranquilizadoras. Escribe sobre una de sus dichosas recetas algún que otro medicamento que me ayude a pasar la ansiedad, con el que dormiré profundamente...
-Y sobre todo no consuma alcohol con la medicación. ¿De acuerdo?
Sus ojos han desaparecido. Se convierte en un médico más, un ser cualquiera. Otro corazón.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

el calor de la luz cegadora y su sosiego, una in-existencia perpetua,
que pena ser tan cobarde.

fdo: cobarde

alf ölson dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
alf ölson dijo...

Ayer hice algo temerario, pero hoy, al despertar, me he sentido muy bien conmigo mismo, debía decirlo, debía decírselo aunque haya perdido la dignidad que tenía, aunque ¿qué es la "dignidad" cuando se siente en exceso?
Lo que has escrito es muy bello. No sé por qué se ha producido, de dónde viene... es suficiente así.
Gracias, cobarde

Anónimo dijo...

O como decía Bécquer "...¡Lástima que el Amor un diccionario no tenga donde hallar cuándo el orgullo es simplemente orgullo y cuándo es dignidad!"...