jueves, octubre 29, 2009

Fumador

Soy un fumador compulsivo... ¿necesitas uno? Y te compulso uno, por triplicado. ¿Te acuerdas de cuando debías entregar copias compulsadas? Me imaginaba un funcionario "enormemente inabarcable" expeliendo hojas por el culo en una habitación llena de grillos y de viejitos que apenas podían pagarse el desayuno de las 12. Un funcionario como una enorme termita roja bailando al ritmo mecanógrafo de su digestión.
Ahora todo el mundo se guarda de fumar y de beber en exceso, de no hacer ejercicio o de dejar la fruta sine die. ¿Es todo lo que podemos esperar de la sociedad occidental? Al día siguiente de ir a una de sus discotecas con decoración de agua milagrosamente mineral son capaces de embutirse en un chándal y bailar al ritmo de los elementos. Su piel es tan tersa que parece un tambor. "¿Es de oveja, sabes?" "¿Dónde te lo compraste?" "En un viaje a la India..." "¡Pero si tú no tienes un chavo!" "Por eso, tío, tengo tanto tanta imaginación que no me corto en entrar en una tienda de marroquinería y comprar el objeto más rudimentario". Y me gusta escuchar a Malcolm Scarpa, él sabe hacer canciones con solo pensar en sus ojos azules, ¡emociones que solo tienen los genios...!

Soy un fumador compulsivo, vuelvo a la carga con la misma cantinela, mi amor ya tú sabes. Fumo negro, sucio blanco; fumo una cigarrillo tras otro, y me fumo el asma, los mensajes sms, la soma de Huxley y todo aquello que respire a la perfecta imperfección. El médico me dijo una tarde que dejara de fumar. Le contesté que dejaré de sonreír, es más barato y tiene contraindicaciones más graves, espeluznantes, aterradoras. ¡No todos los días es viernes! Aunque los jueves son los nuevos viernes, ¿y el martes? Me pongo mi guerrera y voy al Bingo a insultar a mi propio cartón, me estoy quedando calvete y le enseño el trasero a cualquiera nada más entrar en el templo del juego y la perversión. El médico no dejaba de observarme con su telescopio de cartón mientras la enfermera repartía Lexatín a manos llenas. ¡Qué horror!, la Sanidad ha caído en manos de los piratas del "chas" y aparezco a tu lado, lo barato sale caro, lo caro es más bonito, y además para mí.
Me gusta fumar cuando practico el esquí acuático, hago el amor o voy de compras, siempre que hay anuncios en la televisión, o el bebé llora tanques de agua en mitad del desierto mientras los indios atacan al tren, también cuando caigo rendido ante una mujer que surge despedida de cualquier puerta por el empujón de la prisa o al cometer faltas de ortografía cuando pienso... además, siempre que me comporto como un animal regional. ¡Qué mal ser un animal regional, jugar en un patatal, qué mal, más que mal, fatal! ¡De verdal!
Fumo, vuelvo a fumar, y fumo más... más, más, el mar, el bar...

(Está claro, este texto solo aguanta una pitada, una bocanada, una aspiración, una fumarada... es decir, con esto digo, sí, ¡arf!, una lectura.)