Radio Clásica & Roger Wolfe
Busco desde hace años una manera de describir lo que siento cuando me paro a pensar por qué me gusta tanto o desde hace cuánto tiempo escucho Radio Clásica. Mis primeros recuerdos surgen fácilmente en los años del instituto cuando empezaba a leer novelones y a robarle horas al sueño. En mi cuarto o en el salón, mientras mis hermanos y mis padres dormían y leía a Juan Ramón Jiménez, a Miguel Hernández o a Luis Goytisolo, escuchaba Radio Clásica. Ahora, muchos años después hago lo mismo y la sensación que tengo es casi la misma, una sensación o sensaciones que ha descrito magistralmente Roger Wolfe en su blog que visito habitualmente (y que me va a perdonar que se lo robe para colocarlo a continuación):
Si
escucho Radio Clásica (antigua Radio 2, cuyo nombre no sé por qué
demonios cambiaron, pero ésa es otra historia), lo hago, evidentemente,
porque me gusta mucho la música clásica. Pero también porque
posiblemente sea esa emisora el único remanso de lucidez, cordura, buen
gusto, calma, alivio y bondad ética y estética que aún quede disponible
en España (...) Escuchar Radio Clásica es parar el tiempo en una época, no estrictamente definida, en la que todo estaba, y milagrosamente sigue estando, bien.
La caricia de sus ondas es un verdadero bálsamo anímico y mental; una
mágica y sedante poción sonora contra el trágico, desquiciado y
angustioso desconsuelo de esta casa de puñeteros locos de la realidad
actual. Escuchando Radio Clásica es todavía posible hacerse la ilusión
de que lo que está teniendo lugar ahí fuera no es el fin del mundo.
Dicho lo cual, no me queda más por añadir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario