jueves, noviembre 29, 2012

Roberto Bolaño, La Universidad desconocida (III)



LA PISTOLA EN LA BOCA


Biombo de pelo rubio, detrás el jorobadito dibuja piscinas, ciu­dades dormitorio, alamedas vacías. La delicadeza estriba en los ademanes adecuados para cada situación. El jorobadito dibuja una persona gentil. «Me quedé bocarriba en la cama, chirriar de grillos y alguien que recitaba a Manrique.» Árboles secos de agosto, escribo para ver qué pasa con la inmovilidad y no para gustar. ¡Una persona gentil! Sea el arte o la aventura de cinco minutos de un muchacho corriendo escaleras arriba. «Escapó al ojo del autor mi despedida.» Un ah y un ay y postales de pue­blos blancos. El jorobadito se pasea por la piscina vacía, se sien­ta en la parte más honda y saca un cigarrillo. Pasa la sombra de una nube, una araña se detiene junto a su uña, expele el humo. «La realidad apesta.» Supongo que todas las películas que he visto de nada me servirán cuando me muera. Escena de ciuda­des dormitorio vacías, el viento levanta periódicos viejos, cos­tras de polvo en bancos y restaurantes. La guerra la he tenido en mí mismo desde hace tiempo, de ahí que no me afecte interiormen­te, escribió Klee. ¿Vi por primera vez al jorobadito en México DF? ¿Era Gaspar el que contaba historias de policías y ladro­nes? Le pusieron la pistola en la boca y con dos dedos le tapa­ron la nariz... Tuvo que abrir la boca para respirar y entonces empujaron el cañón hacia dentro... En el centro del telón ne­gro hay un círculo rojo... Creo que el tipo dijo mamá o mierda, no sé...

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