viernes, septiembre 27, 2013

Camilo (XXVI)

Camilo no ha cambiado aún su foto de perfil en la red social que tanto le incomunica con el resto de aquellos a quienes más o menos conoce, pero no con el resto del mundo, porque si ya tiene la llave de "hablar" con ellos a través de las mismas, para qué "encontrarse" con ellos. Es más aséptico así, en cualquier momento puedes interrumpir la conversación, alejarte de nuevo, desaparecer.
Ha cerrado su viejo portátil y ha salido, gracias a su portentosa imaginación y a un par de cervezas aún no bien digeridas, a su porche. Pero se ha colocado antes sus zapatillas de guata, ha tomado con su mano izquierda el último periódico del último día y ha salido a la última tarde a admirar el último olmo centenario y la última tersa brisa denominada por aquel programa de publicidad "Último Horizonte", y cómo no, al último vecino del último piso de enfrente (apenas ni se le escucha, mientras abre desde su salón el giradiscos donde se desgranará -sí, así es, qué esperabáis- la última canción de amor del último romántico y la suave fragancia de su fraseo).
Camilo se arrebuja y cree que más allá no hay nada, no existe nada pues ha conseguido esta vez dejar su mente en blanco y olvidarse incluso de sí mismo. Camilo entonces se cambia de canal y aparece un blanco purísimo que nada tiene que ver con la muerte, o eso piensa él, o no, ya no piensa. Ha decidido dejar de imaginar.

2 comentarios:

SATSUMA dijo...

Me encantó

Buen fin de semana Adolfo!

alf ölson dijo...

Eso, un buen fin de semana para Adolfo.

Besos, Satsuma.

Alfonso