martes, octubre 08, 2013

Párvulos

                          "Nací muy joven en un tiempo muy viejo" (Proyecto para un busto de Erik Satie, 1924)

Ya no corretean hormigas por el tronco de los pinos.
Grupos de párvulos se arremolinan alrededor de los columpios
y chillan y jalean la Nueva Vida que les visita ahora
con un campo en brasa, en brasa de luz por culpa de octubre.
Ahora aguardan que la "señorita" les llene a cada uno su vaso,
o la cantimplora en la fuente pública de su altura exacta
(la que ofrece agua pura como ellos su risa y su alegría).

Ya no corretean hormigas por el tronco de los pinos
y ni siquiera canta la perroflauta cigarra en esta casa, en este campo
junto al ruido constante de la autovía.
Me siento y disfruto y me contemplo en ellos
como si de nuevo estuviera huyendo
de aquel diminuto patio de colegio de camino
al imposible rehúso total y absoluto de responsabilidades,
huía de su bien complejo dechado de estructuras,
huía también del "por qué tengo yo que estar con esos que como yo son ojo-boca-ojos
¿quién son ellos, quién soy yo por tanto?".
Ninguna pregunta de estas me hacía y si me las hubiera hecho
ni me acuerdo, no pregunten.

Tampoco recuerdo que fue de aquellas muchachas,
de mis "señoritas" que al día siguiente
y mucho más tranquilo me preguntaron
dulces ellas muy dulces
que por qué me había escapado al final del recreo.
No di respuesta porque aún no la había
(¿la hay ahora?).
Luego llegaron dos más al cabo de pocos días y una de ellas fue el horror para nosotros
para mí y para mis pequeños y desconocidos compañeros de clase.
Sí, una auténtica hija de puta.

Ya no corretean hormigas por el tronco de los pinos.
Un nuevo octubre, otro.
Los días son cada vez más cortos.

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