miércoles, octubre 30, 2013

Pe CAs Cor (II)

Lo que sí sé es que estoy plagado de sentimientos, de peces que piden calor. Lo que también sé es que no soy inteligente. Somos ocho hermanos, y yo soy el mayor y el más tonto de todos. Sólo sirvo para una cosa: para que los demás piensen que soy un tipo inteligente. Es tarea fácil lograr que los otros te tomen por un pensador o un filósofo. El engaño consiste en hablar poco, callar mucho, sonreír una o dos veces al año con la mitad de la boca, callejear solo, mirar fijamente, ser un estrafalario, en fin, la tarea es casi eterna, pero el éxito está asegurado. Si inventaran una báscula capaz de pesar la inteligencia, llegaría inevitablemente mi ruina y la de treinta mil artistas del puntito y la coma. Un hombre inteligente no se dedica a escribir. Un hombre inteligente se hace príncipe del silencio. Lo terrible es que resulta casi imposible distinguir al príncipe del silencio del idiota que con su silencio se esfuerza porque le juzguen genial... Si soy un artista medio decente, es porque soy bastante bruto y poco brutal.

1 comentario:

pseudosocióloga dijo...

Hablar poco...es el truco.